Un hombre de unos 30 años de edad, de nacionalidad dominicana, murió ayer a las diez de la mañana en O Portiño. Estaba pescando en las rocas cuando un golpe de mar le golpeó contra una piedra y luego arrastró su cadáver hasta las islas de San Pedro, donde un helicóptero de Helimer rescató el cuerpo, dos horas después en presencia de su mujer y de su compañero de pesca.
El estado del océano era engañosamente calmado a pesar de que se había declarado alerta naranja. El domniicano se había situado sobre una roca, más allá del rompeolas del pequeño puerto de Suevos, un punto muy conocido por los lugareños, que enseguida se dieron cuenta de que no era de la zona, y que tampoco era un experto pescador. “Levaba unha cana pequena, con iso non pescas nada aquí”, señaló uno de los testigos. En un momento dado, se le enganchó el anzuelo.
Lo acompañaba otra persona, que dio la voz de alarma inmediatamente, pero la muerte fue casi instantánea
Fue al bajar a desengancharlo, cuando estaba a ras del agua cuando una ola le empujó contra las rocas. Fuentes de Salvamento Marítimo opinan que el golpe debió de matarlo casi instantáneamente, puesto que quedó flotando en el mar. Nadie puedo hacer nada para evitar que el oleaje lo arrastra hacia las islas de San Pedro, que se encuentran frente a la pequeña cala.
El dominicano había acudido a pescar con otra persona, que dio aviso a los servicios de emergencia. El 112 alertó a su vez a Salvamento Marítimo, que en ese momento se encontraba gestionando el rescate de otro cadáver, este en la ría de Ares, pero enseguida se confirmó la localización del nuevo cuerpo. Primero se intentó movilizar a Grupo de Rescate Acuático (GRA) de Bomberos, pero en la zona donde se encontraba, en medio de los escollos que rodean los islotes, les era imposible acceder. Lo mismo ocurría con la Guardia Civil o con la propia lancha de Salvamento.
Fuerte viento
El tiempo empeoraba progresivamente, debido a un fuerte viento de componente sur, cuando hizo aparición el helicóptero del Helimer, que rescató el cadáver del dominicano tras una operación que duró cerca de media hora, y lo trasladó a puerto de Oza y de ahí al Hospital, para la autopsia.
Mientras tanto, efectivos de la Policía Nacional, Guardia Civil y Bomberos seguían el rescate desde el muelle. La corriente había despojado al cuerpo de la ropa, y podía verse flotando la mochila del muerto a escasos metros, la Policía Nacional pidió a uno de los pescadores que intentara atraparla tirándole la caña, pero no hubo suerte: el mar, que jugaba con ella, volvió a llevársela lejos de su alcance.
Una escena que se repite
Para los pescadores, la escena de ayer se ha vuelto demasiado familiar. La roca donde se instaló el pescador dominicano ayer ha cobrado una mala fama a lo largo de los años. “Xa hai oito o nove que han morto así en dez anos”, asegura uno de los habituales. De un golpe se los lleva el mar, que solo los devuelve ya sin vida. Por eso sabían que la víctima no era un lugareño, porque ninguno habría cometido una temeridad semejante.
El último caso de un pescador arrebatado por las olas en una alerta naranja en O Portiño tuvo lugar en diciembre. Igual que ayer, el pescador, un hombre ya mayor, cayó al agua, solo que en aquella ocasión fue rescatado por un cabo de la Brilat. Tuvo que usar una tabla de surf para luchar contra la marea y llegar a la víctima que habría muerto ahogado si no llega a intervenir.