Cada vez que Marea Atlántica sufre un revés saca de la chistera, como bálsamo de Fierabrás, el Área Metropolitana, frivolizando sobre una cuestión de alto calado estratégico, clave para el futuro. Empezó a vislumbrar el juego que le daba para neutralizar noticias negativas tras conocerse el portazo de Europa a su primer proyecto Eidus. Al día siguiente del no europeo sacó el anuncio “solemne” de la Declaración de María Pita, redactada en solitario por sus asesores de cabecera. Hace pocos días el presidente de la Xunta anuló la compra de los terrenos de La Solana por la ciudad y convocan de urgencia a los alcaldes del área (cada vez vienen menos) para presentarles el estudio de expertos jurídicos de la UDC que modeliza una posible proyección del área.
En las ruedas de prensa posteriores siempre sacan la frase: “Esperamos lealtad del Partido Socialista para avanzar en el Área Metropolitana”. Uno en política ya va conociendo a aquellos que lo que predican es de lo que carecen. Es de justicia aclarar que los socialistas llevamos construyendo área metropolitana décadas.
Pocas ciudades presentan nuestro nivel de desarrollo metropolitano, gracias a los líderes socialistas que la ciudad tuvo. Hicimos metropolitana el agua, el servicio más crítico sobre el que se cimenta todo, gracias a una empresa 100% municipal, ejemplo de gestión y eficiencia, que obtiene beneficios que revierten en la ciudad gracias a décadas de inteligentes inversiones. La depuración de aguas, otro modelo metropolitano en el que participan los ayuntamientos en su Consejo de Administración. Tenemos Nostián, otro ejemplo de tratamiento de basuras por el que la ciudad apostó en solitario cuando nadie creía en él y hoy vuelve a ser una referencia metropolitana de gestión de residuos. Alvedro que, pese a ser metropolitano, lo costeamos en solitario los coruñeses. Contamos con la Universidad de A Coruña (un logro del presidente Laxe) que articula el conocimiento en un área ártabra que, por cierto, debería de ser el objetivo en clave territorial y de desarrollo socioeconómico al que deberíamos aspirar.
Falta la movilidad, sí. Después de años negándonos que los buses urbanos fuesen intermetropolitanos, ahora nos cuelan un proyecto de entrada de los buses metropolitanos a la ciudad. Un error. Lo primero que hizo un alcalde metropolitano, además de insultar a los socialistas, fue comunicarle a sus vecinos que ya pueden ir en bus al centro de la ciudad, como si fuera “su conquista”. Eso sí que es un ejemplo de para qué quieren algunos el área metropolitana, lo viejo de ande yo caliente y ríase la gente.
Están construyendo la casa al revés. Primero debemos definir y explicar, si se puede, cómo mejorará el bienestar de los coruñeses y vecinos del área lo que se quiere impulsar, sin soflamas vacuas, qué ámbitos territoriales queremos integrar, qué nuevos servicios queremos consorciar. Un compromiso de ese alcance, para décadas, necesita de consensos en clave ciudad para no cometer errores. Pensamos que crear administraciones paralelas con falsas urgencias no mejorará el escenario actual. Sin coherencia podemos crear estructuras inútiles, por gravosas e ineficaces. Un grave problema tenemos si todo responde al propósito de sacarse cuanto antes una foto a costa de poner la ciudad a los pies de los caballos.