Cada vez es más habitual cuando me encuentro con alguien conocido que me pregunte: ¿Pero cómo mantenéis ahí a Marea? Y no solo una vez, algunos cada vez que me ven. A todos les digo lo mismo, la pura verdad, los socialistas no mantenemos a nadie. En mayo del 2015 facilitamos la investidura de Marea, sí, porque fue lo que la ciudad decidió. Votó 17 concejales que se interpretaban progresistas y 10 conservadores. Continúo explicando, cuando mi interlocutor quiere escuchar, que es cierto que el voto socialista fue decisivo para que Marea conformara gobierno, pero cierto también que la ciudad le dijo al PP alto y claro que gracias por todo pero que le retiraba la confianza dada cuatro años atrás.
A los socialistas también la ciudad nos impuso más penitencia, veníamos de ocho concejales y nos dejó en seis. Hasta aquí historia conocida.
Bien pudimos entonces armar un gobierno de coalición, pero decidimos dejarles gobernar en solitario. A la vista de lo sucedido en ciudades como Barcelona y conocido el talante de las personas que realmente mandan en Marea fue la mejor opción. ¿Qué no hubiesen hecho con nosotros vía decreto los que le susurran cada día a Ferreiro?
Pasados estos casi tres años les retiro la consideración de progresistas. Gente que se desgañita contra la reforma laboral del PP y usan lo peor de ella para desembarazarse de colaboradores cercanos en plena baja laboral no la merece. Aplican en todos los contratos el principio del precio más bajo, no el de calidad, desmantelando por inanición logros socialistas como la red de bibliotecas o los museos científicos, le conceden a empresas privadas la gestión de albergues para sintecho, dicen preocuparse de las personas pero quienes dependen de contratos municipales están pasando el peor momento recordado, no quieren saber nada de las empresas pese a ser el motor de la generación de empleo, la EPA ya ni les afecta, pretenden desmantelar el tercer sector vecinal y social porque no les gusta que piensen libremente y quieren decidir por ellos, tienen un modelo de participación que solo pretende adoctrinar a los ciudadanos, no se aplican lo que predican sobre transparencia...
Pero lo peor de todo, lo que más duele, es la ausencia de proyecto de ciudad, anulando la ilusión colectiva tan necesaria para afrontar como comunidad los retos del futuro. Los socialistas queremos una ciudad modelo de responsabilidad social y de sostenibilidad medioambiental.
Una ciudad culta que asombre a propios y extraños conjuntando virtuosamente música, divulgación científica, historia y universidad. Una ciudad innovadora, con proyectos pensados para mejorar la calidad vida de las personas. Que transforme los espacios urbanos haciendo que la habitabilidad y la movilidad sean prioritarias, dotando a los barrios de los mejores equipamientos para convertirlos en el mejor lugar en el que vivir y progresar con orgullo de pertenencia.
Queremos que la iniciativa empresarial encuentre en A Coruña un liderazgo municipal para diseñar estrategias sectoriales que impulsen un desarrollo inteligente. Queremos una ciudad tolerante, dialogante, fiable, capaz de convencer de que su progreso será el de todos. Los socialistas queremos que A Coruña vuelva a ilusionar y en eso nos vamos a empeñar.