Les propongo un ejercicio de reflexión. Cierren los ojos, y piensen en A Coruña. En su Coruña, la que ustedes viven cada día. Ahora, hagamos un ejercicio de imaginación.
Piensen en ese barrio, en esa calle, en esa plaza que simboliza su Coruña, e imaginen cómo les gustaría que fuese en el futuro. ¿Más amplia? ¿Mejor comunicada? ¿Más luminosa?
Eso, imaginar una ciudad mejor, y hacerla posible, es lo que, como alcaldesa, quiero hacer a partir de mayo. Y para eso es necesario no solo su confianza, también una dosis importante de realismo, un equipo capaz, y voluntad de trabajo. Y valentía, mucha valentía.
A Coruña es la ciudad que es bella, diversa, acogedora gracias a los proyectos socialistas que la han gobernado. Y puede ser mejor, mucho mejor. En nuestro último gobierno, de 2008 a 2011, iniciamos la revisión de los tres documentos clave para el desarrollo urbanístico de la ciudad, el Plan General, el Plan Especial de la ciudad vieja y Pescadería y el Plan de Movilidad, los tres encargados a prestigiosos estudios de urbanismo y movilidad.
El encargo de los tres de modo simultáneo no era casual, se buscaba un proyecto de ciudad coherente en el que primase el desarrollo urbanístico sostenible, la mejora de la calidad urbana, la defensa de la protección del patrimonio e implementar un nuevo modelo de movilidad en la ciudad.
Así surgen los corredores verdes, las supermanzanas, un mayor respeto por la realidad edificada y proyectos de tanta relevancia y actualidad hoy en día como la avenida de la Salud o el Parque Alto en el límite del término municipal. Cierto, los tiempos cambian.
La ciudad de 2019 no es la misma que la de la aprobación de esos documentos urbanísticos, a pesar de que la gran mayoría de las actuaciones propuestas no han llegado a ver la luz, o, como en el caso del Plan de Movilidad de Salvador Rueda, fueron irresponsablemente anuladas por el gobierno del Partido Popular; pero muchos proyectos siguen vigentes y la respuesta contenida en ellos sigue siendo válida.
Necesitamos una ciudad con mayores y mejores zonas verdes, con un tráfico más calmado, donde el transporte público colectivo tenga prioridad sobre el vehículo privado, implantando carriles bus en las principales calles y avenidas. Una ciudad que realice políticas activas de creación de un parque público de viviendas de alquiler, una ciudad que impulse la rehabilitación, que actúe directamente sobre los solares y las viviendas vacías.
Necesitamos recuperar una política urbanística global para la ciudad, en la que las actuaciones no sean parciales o descoordinadas, si no que respondan a un modelo de ciudad que piense en el medio ambiente, en la calidad de vida de sus ciudadanos y en la cohesión social de sus barrios. Una ciudad que sea el reflejo de sus vecinos.
Decía la socióloga y urbanista Jane Jacobs: “Cuando las calles de una ciudad ofrecen interés, la ciudad entera ofrece interés; cuando presentan un aspecto triste, toda la ciudad parece triste”. Seamos valientes y útiles para la ciudad, hagamos de nuestras calles lugares de interés para los ciudadanos.