La idea de Industria 4.0 desarrollada por los alemanes como un revulsivo para el sector industrial podría dar paso ahora a un nuevo concepto inventado por otra potencia, Japón.
La Sociedad 5.0 diseñada por los estrategas de Shinzo Abe hace referencia al desarrollo o devenir de una sociedad super inteligente en la cual la tecnología estará al servicio de los grandes desafíos del presente: sociedades envejecidas, escasa natalidad, nueva educación, etc. En definitiva, una sociedad donde la tecnología estará al servicio de las personas.
“Una sociedad centrada en lo humano que equilibra el progreso económico con la resolución de problemas sociales mediante un sistema que integra de forma avanzada el ciberespacio y el espacio físico”. Suena bien. Sobre todo porque este espíritu encaja plenamente con una tendencia que entra con fuerza en la organización del mercado laboral, como es el del factor humano: las personas como elemento clave del sistema.
Y cuando hablamos de personas hablamos de mujeres.
No debemos regocijarnos en el lamento constante de nuestro retraso o ausencia en la incorporación a las carreras STEM. No debemos aceptar quedamos fuera de la riqueza que las tecnologías están creando y crearán en el futuro.
Tampoco debemos enfrentar esta revolución tecnológica y digital como una barrera difícil de flanquear sino, al revés, como una gran oportunidad: la de convertirnos en mujeres 5.0.
Tal vez sea necesario dar un giro a un pensamiento negativo demasiado frecuente en el análisis de la igualdad de oportunidades. Quizás sea necesario abordar la escasa presencia de las mujeres en las carreras tecnológicas y, por ende, en sus empresas, desde la perspectiva inversa: la tecnología puede ser un elemento facilitador de la igualdad de oportunidades. Así, en lugar de ser un handicap para el acceso de las mujeres a las empresas que más riqueza generan, la herramientas digitales y tecnológicas deben convertirse en un aliado.
El procesamiento de datos, la inteligencia artificial, la digitalización son herramientas que no distinguen de género, a menos que el ser humano decida hacerlo.
Executivas ha crecido de manera exponencial en estos últimos dos años. Hemos crecido de manera cuantitativa, casi dos centenares de mujeres profesionales que se suman a este proyecto. Pero también estamos creciendo cualitativamente, generando reflexión y diagnósticos para luego hacer llegar soluciones y propuestas a la sociedad gallega en su conjunto.
Uno de nuestros desafíos para esta nueva década que se inicia es trabajar en el área de la innovación y las tecnologías en su aplicación a todos los ámbitos.
Y nuestro reto es ambicioso: que esta nueva era 5.0 sea una herramienta, la palanca –ojalá– definitiva para conseguir alcanzar la plena igualdad de oportunidades.