BEIRAS Y EL INSULTO

Dice el refranero popular que no ofende quien quiere, sino quien puede. Un dicho que bien podría aplicarse al señor Beiras y a sus continuas salidas de tono parlamentarias. El insulto es el recurso fácil. Es el resorte del que no tiene argumentos sólidos para defender sus posiciones. El insulto es la palanca dialéctica del que tiene valores democráticos escasos y necesita de la descalificación del adversario para hacer frente a argumentos antagónicos.
Palabras gruesas para ideas pobres. Palabras duras para pensamientos escasos, que descalifican sobre todo a quien las pronuncia. Y por eso, cuando Beiras se dirige al PP y a sus diputados insultándolos con calificativos como “nazis”, “fascistas” o “necios”, en el fondo se deslegitima cada vez un poco más.
Y lo cierto, además, es que Beiras y sus partidos están deslegitimados para dar lecciones de democracia, teniendo en cuenta los conflictos internos de Anova en cuanto a democracia interna se refiere. Son sus correligionarios los que cada día cuestionan los mecanismos de represión interna y de purga sistemática al que no comulga con las ruedas de molino del de Brión. Son ellos, precisamente, los que censuran la falta de cultura democrática de la organización que de forma férrea dirige desde el ordeno y mando.
Y por eso, los que prometían ir al Parlamento para revolucionar la política gallega, son los primeros que han caído en los viejos discursos y en los viejos vicios de la política, y por eso, hoy los gallegos sufragan los costes del grupo mixto surgido de la intolerancia y prepotencia de quien ha querido purgar las listas de su propia coalición para hacer desaparecer la voz crítica de Carmen Iglesias. A los de Beiras les han sobrado doce meses para defraudar a todos y para pinchar ellos mismos el globo de su propia demagogia.
Hacer del insulto y el puñetazo en la mesa un modo de acción política es un agravio a la inteligencia de un pueblo como el gallego, de profundas convicciones democráticas. Es el recurso fácil del teatrillo gestual. Lo de Beiras es una cuestión de respeto democrático, más bien escaso, y de simple educación que, muchas veces, brilla por su ausencia.

BEIRAS Y EL INSULTO

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