EL GIRO DE MERKEL

Hace unos días ante el pleno del Bundestag alemán, comparecía la canciller Angela Merkel, sentada en los inconfundibles escaños color malva, flanqueda por dos muletas y vestida con un simbólico traje rojo. Bajo la sombra del histórico edificio fue desgranando las líneas y compromisos adquiridos en la coalición de gobierno con los socialdemócratas del SPD. Un giro a la izquierda que ya se visualizó en la formación de Gobierno con el vicecanciller y ministro de Economía y Energía, Sigmar Gabriel, a la cabeza.
Resulta sorprendente escuchar a Merkel haciendo suyas medidas sociales de alto calado que si no fuera por la factura electoral que le pasaron los votantes seguirían aparcadas. No es un tema menor rebajar la edad de jubilación a los 63 años para quienes hayan cotizado 45 y que afectará a casi un millón de trabajadores. Otra decisión impuesta por sus socios de gobierno ha sido la de fijar el salario mínimo en 8,50 euros la hora, lo que permitirá a los ciudadanos tener un mínimo de seguridad. Pero el proyecto social impulsado por la coalición no se queda ahí. Contempla nuevas prestaciones para personas dependientes, mejoras para las madres, en un paquete de mejoras sociales calculado en 11.000 millones de euros. Curiosamente, también se abre la transición energética hacia fuentes renovables, y fija una cuota femenina del 30% en los consejos empresariales. Toda una conversión ideológica.
La férrea austeridad de la canciller se diluye cuando dice que “la humanidad de una sociedad se mide según el trato que se dé a los débiles, sobre todo cuando son mayores y están enfermos”. Buenas palabras, pero es legislando y con presupuestos como se avala un discurso. Por desgracia este giro es solo de ámbito doméstico, ya que en sus arengas hacia la eurozona seguirá apretando la tuerca.
Esto demuestra que las prioridades de la crisis no son las mismas según quien gobierne. En España la brecha de la desigualdad es ya una sima descomunal. Todos los recortes van en la misma dirección, ahogando la vida de millones de personas sin empleo, sin prestaciones, enfermos, mayores y niños. Los más débiles. Es urgente un volantazo a la izquierda, porque al Gobierno en su torre de cristal no le duelen las miserias.

EL GIRO DE MERKEL

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