No han enterrado todavía al líder histórico de la revolución cubana cuando Donald Trump amenaza con volver a cerrar la puerta que el papa Francisco y Barack Obama abrieron con Cuba. Sería una decisión extraordinariamente torpe. Reabriría un escenario de la Guerra Fría. Once presidentes de Estados Unidos fracasaron estrepitosamente en los castigos que infligieron al Gobierno de La Habana para someter a la revolución cubana.
El deshielo iniciado por Raúl Castro y Barack Obama ha sido beneficioso para los cubanos. También para los intereses económicos y políticos norteamericanos. Una de las razones, que no la única, para la apertura de Barack Obama fue la exigencia unánime de todos los países latinoamericanos para normalizar las relaciones con Cuba. Retroceder ahora significaría un cierto aislamiento de Estados Unidos en sus relaciones latinoamericanas.
La iniciativa de Barack Obama tiene mucho trabajo pendiente. Por el lado norteamericano, deshacer el ovillo de leyes y reglamentos que penalizan las relaciones con Cuba y limitan los movimientos económicos y de personas de Estados Unidos en Cuba, requiere un formidable trabajo en el Congreso y en el Senado.
Las iniciativas de apertura económica interior en Cuba van despacio. Pero ya han permitido un incipiente tejido económico privado en Cuba, sobre todo en el terreno de los servicios.
La muerte de Fidel Castro, paradójicamente, está amenazada de paralizar las reformas emprendidas en vez de acelerarlas. Si Trump cumple sus amenazas, volveremos cerca de la casilla cero. El régimen cubano post Fidel se enrocará, aunque solo sea por el orgullo de oponerse al regreso de una política hostil de Estados Unidos.
Hay importantes intereses económicos de empresas norteamericanas que están a punto de desembarcar en Cuba. Muchos congresistas y senadores han visitado la isla para estudiar sobre el terreno las ventajas del acercamiento. El presidente Putin, a quien tanto admira Donald Trump, es un firme defensor del deshielo. Por primera vez, este mes de octubre, la cumbre de la ONU aprobó sin ningún voto en contra el final completo del embargo de Estados Unidos a Cuba. Solo falta saber si a Donald Trump le ha dado otro calentón o si sus amenazas van en serio.