Los clubes de atletismo de la ciudad entrenan y compiten en el estadio que la UDC tiene en el Campus de Elviña, en donde pueden desplegar todas sus disciplinas. Solucionó la falta de espacio en la ciudad cuando se eliminaron las pistas de Riazor para hacer la grada de Pabellón.
Las instalaciones son de la UDC y este hecho ha de ser tenido en consideración. Es una infraestructura deportiva al servicio de la ciudad que le supone un considerable gasto anual de mantenimiento, en un ejercicio de complementariedad de lo público que es un modelo a seguir. Ahora bien, la UDC, dada la precariedad presupuestaria del sistema universitario español, ha de mirar todo gasto extrauniversitario con lupa. En Elviña también entrena y juega el Crat de rugby, pero cuando llueve, por la fragilidad del césped, le impiden hacerlo durante semanas y han de buscar lugares alternativos. Comprenderán que así es difícil mantener equipos en la élite.
Y aparece el Victoria, equipo de fútbol de la ciudad, con grandes logros deportivos y un modelo amateur digno de elogio. El club obtuvo cerca de 200.000 euros del traspaso de Lucas y decide proponer al ayuntamiento invertir una parte en mejorar un campo de la ciudad a cambio de tener horarios propios de entrenamiento para sus categorías. Y el campo elegido es el de la UDC a quien, de la mano del ayuntamiento, le plantean cofinanciar el cambio de césped natural a uno artificial que sirva también para el rugby. Hay un césped homologado por las dos federaciones internacionales.
Hasta aquí se alumbraba una ecuación de cooperación público privada que resolvería los problemas del Crat, del Victoria, del Ayuntamiento y en parte los de la UDC por cuanto le permitía eliminar gastos de mantenimiento del cuidado del césped natural del estadio (cerca de 50.000 euros al año).
Pero esa ecuación tiene variables no bien despejadas por quien las formuló. Una de ellas transmitir que el atletismo pese al cambio de césped podría seguir disfrutando del estadio y competir en él argumentando que aunque los lanzamientos no puedan hacerse en césped artificial estaba admitido usar dos instalaciones en un radio de 10 kilómetros. Pero esto no es cierto.
No es posible utilizar dos campos en competiciones de atletismo, salvo cuando la meteorología obligue (con mucho viento el lanzamiento de jabalina es un problema de seguridad). Este detalle es una variable clave que faltaba en la ecuación, porque si al final se pone césped artificial se dejaría a la ciudad, nuevamente, sin campo de atletismo. Así de simple y así de injusto.
Llegados a este punto pensamos que A Coruña ha de hacer lo necesario para facilitar que rugby y atletismo puedan entrenar y competir, apoyando al mismo tiempo a la UDC, por mil razones que no entran en estas líneas. Ya le transmitimos al Gobierno municipal el apoyo socialista para encontrar vías presupuestarias.
No hay soluciones fáciles a problemas complejos y cuando se artifician, desde lo público o lo privado, siempre afloran dificultades, en este caso agravios entre importantes colectivos. El diálogo y entendimiento con la sociedad civil implicada es prioritario para encontrarlas, en este caso con el mundo del deporte. Por otra parte, qué menos podemos hacer desde el Ayuntamiento por quien después invitamos a encender las luces de Navidad orgullosos por sus logros deportivos.