Si tuviésemos que hacer un ranking en materia de desigualdad probablemente el futbol estaría en las primeras posiciones. Es un mundo de hombres y no sólo en los vestuarios. Las mujeres llevan muchos años intentando hacerse un hueco en el deporte más popular del planeta. En España están en ello desde la década de los 70, aunque la Federación Española de Fútbol no reconoció su existencia hasta el año 1980.
En realidad hubo un intento anterior, en 1914. Fue en Barcelona donde surgió el primer club, el Spanish Girl’s Club. Pero su existencia fue efímera. España, obviamente no estaba preparada aún para tal atrevimiento. El diario El Mundo Deportivo comentaba el 11 de junio de 1914: “Esta primera actuación de la mujer en el viril fútbol no nos satisfizo, no sólo por su poco aspecto sportivo, sino que también porque a las descendientes de la madre Eva les obliga a adoptar tan poco adecuadas como inestéticas posiciones, que eliminan la gracia femenil”.”
Y así fue como sin apoyos y con la más rotunda incomprensión de la época el club desapareció. Este fin de semana, 38 años después del reconocimiento de la Federación al fútbol femenino, se jugó la Copa de la Reina, uno de los títulos más importantes para los equipos femeninos del país. No pretendo erigirme aquí en especialista; es más, reconozco que no me gusta el fútbol, ni el de hombres, ni el de mujeres. Pero este partido entre el Barcelona y el Atlético de Madrid lo vi.
Me costó enterarme qué cadena retransmitía el evento. Ninguna televisión generalista en abierto lo hacía. El fútbol femenino no negocia millones por la retransmisión. Finalmente descubrí que lo ofrecía un canal especializado de pago. Seguí durante el partido el hastag #Copadelareina y comprobé que la repercusión estaba a años luz de su homóloga la Copa del Rey. ¿Será algún día un partido femenino trending topic?
Me llamó poderosamente la atención que en mi ignorancia casi absoluta, bien podrían haber sido chicos los que jugaban. Lo que yo vi fue a dos equipos haciendo exactamente lo mismo que los hombres. Corrían detrás del balón, se pasaban la pelota unas a otras intentando acercarse al área del equipo contrario buscando la posibilidad de hacer un gol. Todo era igual: los uniformes, las estrategias…También la composición de los equipos: había inglesas, brasileiras, sevillanas… igual que los varones. Un elemento me pareció distinto: ellas juegan más limpio, menos faltas, menos empujones, menos gritos.
Y la otra gran diferencia es que, por lo que tengo entendido, la Copa del Rey suele contar con la presencia del monarca, como es lógico, es también quien entrega el trofeo. Pero en la Copa de la Reina doña Leticia no estaba. La Federación explica que cursaron la invitación sin respetar los plazos de la Casa Real y promete que el próximo año intentarán que esté presente. Una pena. Era una buena ocasión para mostrar el apoyo de manera explícita al evento que lleva su nombre y a unas jugadoras que son capaces de emplearse y de ganar sin dejar de lado su “gracia femenil”.