Es conocido como caso “Nóos” y por su efecto “bola de nieve”, no tanto por la gravedad del hecho delictivo en sí –que es muy grave– como por el hecho de una instrucción judicial que a medida que avanza afecta más a la familia real y puede acabar, pese a la reiterada oposición del fiscal, con la imputación de la infanta Cristina. Existen abundantes indicios para que así sea y muchos opinamos que si no ostentara tal condición debería haber ocurrido ya al tiempo que la de su marido, como copropietaria y usuaria particular de fondos públicos captados a través de la sociedad Aizoon, que ambos crearon con fondos de la misma naturaleza.
Se ha sabido que defraudaron entre 2005 y 2010 grandes sumas de dinero correspondientes al impuesto de sociedades de Aizoon; que a costa de la misma, del erario público, injustificadamente gastaron dinero a espuertas, carísimos gastos en lujos de todo tipo para sí y sus hijos, en numerosos viajes al extranjero, o para su palacete de Predalbes, ya con traspasos a cuentas particulares, ya por la propia infanta con la Visa Oro de Aizoon; la existencia de un contrato ficticio de alquiler del mentado palacete a esta sociedad instrumental que la infanta firmó de su puño y letra, es decir, que se pagaba a sí misma los miles de euros del dinero público que Aizoon recibía de Nóos por el supuesto alquiler, emitiendo al mismo tiempo, para tal lucrativo fin, falsas facturas. Hechos que confirmarían, al menos indiciariamente, su participación consciente en el fraude fiscal y blanqueo de capitales objeto de la investigación judicial, todavía inconclusa.
Por su parte, en una suerte de “excusatio non petita, acusatio manifiesta”, el fiscal del caso defiende “a capa y espada” su honradez de quienes aparentemente estarían realizando una “cacería” contra él por no encontrar indicios para imputar a la Infanta, o incluso de quienes acusan soterradamente al Ministerio Fiscal de ocultar información sensible para el caso. Pocos le creen. El paralelismo con el caso “Prestige” y su nocivo cargamento empieza a resultar paradigmático, pues ese intento de alejar a la Infanta a toda costa de la “costa”, viendo las inmundicias que vierte el caso “Nóos”, va provocando un descrédito, cada vez mayor, de la Fiscalía y de la Monarquía.