Que la Justicia va lenta, que necesita más infraestructuras, más personal, más material. Que no hay dinero. La “solución” que nos dan: primero, politizarla, designando a dedo a los representantes del Poder Judicial, acabando con su independencia; segundo, rebajar el sueldo de todos los funcionarios a su servicio, trabajando más por menos; tercero, imposición de tasas judiciales, obligando a la mayoría de los ciudadanos a renunciar a sus derechos por no poder pagar su reconocimiento ante los tribunales, dejando sin clientes a la mayoría de los abogados y procuradores; cuarto, eliminar los jueces y fiscales “sustitutos”, personal cualificado y más necesario que nunca, repartiendo su trabajo entre los titulares, a los que, en compensación, se les retribuye misérrimamente con un equivalente al sueldo previamente rebajado; quinto, usurpar a los órganos judiciales competencias propias por naturaleza en favor de los notarios y registradores, que cobrarán por ello al sufrido ciudadano lo que antes era gratis.
Más que nunca, los beneficiados con esta fracturación o “new order” de la Justicia son los pertenecientes al elitista “club” de los poderes político, social y económico, quienes, en la mayoría de los casos, ni desean una Justicia rápida, ni transparente, ni, en suma, justa y eficaz; sino, trabada y onerosa a la hora de la persecución del delito, o del reconocimiento de los derechos de la otra parte contratante. Los ejemplos son numerosos, ad nauseam.
Resulta curioso que los colectivos y ciudadanos perjudicados se dejen hacer y duerman como anestesiados el “sueño de los justos”. Me recuerda una cautivante e inquietante novela de ficción de H.G. Wells, “La máquina del tiempo”, mezcla de aventuras y filosofía social y política. El protagonista, viajando al futuro, lejos de encontrar una sociedad en la plenitud de su desarrollo, ve un mundo en decadencia, habitado en su superficie por unos seres hermosos y hedonistas, pero pusilánimes, los “Eloi”, amedrentados por la oscuridad y un subsuelo dominado por la otra rama de la especie humana, los “Morlock”, siniestras criaturas que se han habituado a vivir en las tinieblas y que salen en la oscuridad de la noche para alimentarse de los tiernos Eloi que capturan, sin resistencia…