Nunca la cocina le podrá agradecer bastante a la televisión el haber llevado los fogones al mundo del espectáculo, el lujo, la fama y el dinero.
Hasta hace unos años los cocineros y, sobre todo, las cocineras, estaban en la penumbra, por no decir la oscuridad del anonimato.
Desde hace un tiempo estamos ya acostumbrados a ver a cocineros de todo tipo, casi siempre señores, en los prime times de las principales cadenas, en entrevistas, libros, eventos, etc.
Son los chefs, mujeres figuran pocas. Es algo que siempre me ha llamado la atención. En mi casa quienes cocinaban eran mujeres: mi madre, mi abuela, mis tías. Los hombres solo metían la mano cuando se trataba de una gran churrascada donde se invitaba a mucha gente. Entonces ellas se retiraban a preparar ensaladas y postres mientras los caballeros hacían ronda en torno al maestro parrillero con la copa en la mano.
El tiempo ha pasado, las cosas no es que hayan cambiado en demasía. De cuando en vez una cocinera es premiada por el “qué dirán”, “no vaya a ser que nos traten de sexistas”. Pero la regla sigue siendo que ellos son los que reciben los grandes premios, las medallas y los reconocimientos.
Pensará usted que es un asunto de mérito, que tal vez no haya mujeres que estén a la altura de los mejores. Permítame que me sonroje... lo que resulta grotesco es que cuando al chef de turno se le pregunta de dónde le viene tanta genialidad culinaria conteste que su madre y su abuela han sido sus inspiradoras.
Es casi de mal gusto... Las mujeres han estado durante siglos en los fogones de los ricos y de los pobres, y ahora que la cocina se eleva a la categoría de pasarela son discretamente apartadas de la alfombra roja.
La Guía Michelín lleva casi 80 años reconociendo a los mejores chefs y restaurantes del mundo. Solo trece mujeres han conseguido las tres estrellas.
En la exclusiva lista de los mejores restaurantes del mundo solo hay varones en los diez primeros puestos.
En España, en la fotografía de los ganadores de una estrella Michelín había once premiados, una mujer. De los mejores restaurante de España solo el diez por ciento tiene a una mujer al frente de la cocina. ¿Es una simple casualidad?
En absoluto. La prueba es la polémica surgida hace unos días por un premio francés que pretende estrenarse en España. La Cuillère d’Or, se denomina este galardón al que sólo pueden presentarse mujeres.
Con acierto, la cocinera alicantina María José Román –con una estrella Michelín– protesta: “No es la forma de ayudarnos a tener más visibilidad en el sector”.
Crear la versión femenina de los premios no es apostar por la igualdad. ¿Acaso el Nobel va a sacar un Nobel femenino? O ¿vamos a tener un Cervantes rosa?
Por ese camino mal vamos...