Entre el año 2000 y el 2019 van veinte años de cambios en los que la sociedad pasó del optimista desarrollismo de principios del siglo XXI al comedimiento tras las primeras dos décadas. Esto se ve plenamente reflejado en las cifras de construcción, y en concreto en las del área metropolitana coruñesa, en la que el interés por crear o reformar viviendas y edificios ha decaído, sobre todo a partir de la crisis económica que marcó el año 2008. Según los datos del Instituto Galego de Estatística (IGE) en estos últimos veinte años, la concesión de licencias para la construcción de edificios o su rehabilitación se desplomó un 71,44%.
Así, de las 998 licencias con las que se cerró 2000, el área pasó a certificar tan solo 288 en 2019, una intensa caída que es generalizada en todos los municipios, a excepción de los de Betanzos, Coirós y Aranga, donde los números casi consiguen mantenerse con una caída del 4,76% (de 42 a 40), el 10% (de 10 a 9) y del 20% (de 10 a 8), respectivamente.En cuanto a los ayuntamientos con más población, la mayor caída es la que sufre Cambre, con una reducción del 82,68% (de 127 a 22), mientras que en Arteixo cayeron un 78,57% (de 126 a 27), en Culleredo se redujeron de 108 a 24 (77,78%) y Oleiros consigue “salvar” más la construcción con una rebaja del 32,39% (de 142 a 96).
Destaca también un municipio como Miño, que vivió años de gran impulso de la construcción de viviendas –con 2007 marcando máximo con 67 licencias-, y donde se pasaron de las 52 concedidas en el 2000 a las cuatro de 2019 (-92,31%).
Por su parte, Abegondo pasó de 34 a 13 (-961,76%), Bergondo se dejó 112 al ir de 120 a solo ocho (-93,33%), Carral sufrió una fuerte caída del 93,48% (de 46 a tan solo tres), Curtis se dejó la mitad (de 16 a ocho), Sada pasó de 132 a catorce (-89,39%), Paderne perdió el 88% (de 25 a tres), Vilarmaior sufrió un descenso del 83,33% (de seis a una) y Vilasantar cerró 2019 sin ninguna licencia concedida (en el 2000 habían sido dos).