Mientras la ola de contagios repunta y el proceso de vacunación se estanca, los políticos van a lo suyo. Están en sus mociones de censura o diciendo cosas que sí las pensaran antes de hablar, no las dirían. Un ejemplo: el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, metido de lleno en la campaña electoral madrileña, antes de que empiece oficialmente la campaña, tilda de “narcisista” a Isabel Díaz Ayuso, presidenta de Madrid.
Hay que reconocer que de narcisismo puede hablar con propiedad porque tiene algo más que un doctorado, pero habría que preguntarse si con los graves problemas que tenemos en estos momentos –la pandemia, el paro, el cierre de empresas, la crisis social– España está para que los políticos sigan con su juegos de tronos.
El último el de las mociones de censura contra los gobiernos regionales del Partido Popular diseñadas en La Moncloa aprovechando el pánico en el que está instalada Inés Arrimadas, todavía líder de Ciudadanos Inés Arrimadas.
Los ciudadanos no nos merecemos estos juegos de estrategas criados en las pantallas de las series de televisión. A la vista de los errores y retrasos de la Comisión Europea en el suministro de las vacunas que corresponden a España no se sabe por qué el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no está removiendo Roma con Santiago para procurar mejorar el suministro de estos fármacos como, por cierto, está haciendo el primer ministro italiano, Mario Draghi.
Estamos a la espera de la cuarta ola cuando se nos había dicho que se estaba ya doblegando la curva. Y nos tememos lo peor.
En relación con la pandemia, ¿nos han dicho alguna vez la verdad? Me refiero a los datos de fallecimientos, a las expectativas de control de los contagios, a los calendarios de vacunación. ¿Por qué vamos con tanto retraso?. En vez de dedicar tiempo a urdir mociones de censura para tumbar gobiernos regionales en manos del PP ,lo propio de un Presidente del Gobierno “de todos” los españoles sería dedicar tiempo y esfuerzos a resolver los problemas reales que tiene España. No a contribuir al clima de crispación política de las campañas electorales. Ahora, la prioridad son las vacunas.