Gran parte de los vecinos y comerciantes de Os Mallos está harta de la mala fama que el barrio tiene desde hace unos meses. La presencia de okupas y numerosos hechos delictivos ocasionados, como robos, hurtos e intentos de asaltar viviendas, han llevado a comparar esta zona con el “Bronx de los años ochenta”, tal y como relata el presidente de la asociación Distrito Mallos, José Salgado, quien rechaza esta idea y pide que se deje de alarmar a la ciudadanía.
“Todo estaba un poco más tranquilo hasta que hace poco más de una semana volvió a haber un poco más de revuelo con los jóvenes okupas que se concentran en la calle de Noia”, sostiene. Fue entonces cuando, molestos por las peleas, el ruido y la incomodidad que sintieron durante esos días, algunos residentes del distrito volvieron a hacer correr la voz sobre la peligrosidad de las calles de Os Mallos.
“Hay señoras que me han dicho que llevan en el bolso spray de pimienta, es una locura”, dice Salgado, quien insiste en que lo que ocurre en las calles de este barrio, no es nada excepcional. “No hay ningún peligro y lo que pasa en Os Mallos es algo generalizado que también se vive en otras zonas y en más ciudades”, asegura. Además, el presidente de Distrito Mallos expresa su enfado porque esta “mala fama” está afectando a los comercios de la zona que, sumado a la crisis derivada de la pandemia, “hace un flaco favor”. “Los comercios ya lo están pasando mal por toda la situación del covid, generar una falsa alarma no es un mensaje nada positivo, porque hay casos incluso de gente que no da alquilado sus pisos y esto tan solo empeora las cosas”, comenta.
Más vigilancia
Salgado explica que la pasada semana recorrieron las zonas más polémicas de la mano del concejal de Seguridad Ciudadana, Juan Ignacio Borrego, quien tomó nota de todas las demandas y se comprometió a aumentar la vigilancia y la respuesta en el barrio para evitar incidentes. “Desde entonces hemos notado que las autoridades están respondiendo como pueden, ya que siempre hay que actuar dentro de los límites de la legalidad”, considera.
Esta crisis se hace notar, sin ir más lejos, en el aparcamiento que el presidente de Distrito Mallos regenta desde hace más de veinte años. “Nunca se había dado el caso de facturar solo diez euros en un día, es algo que estamos viviendo a día de hoy”, añade.
Ahora, sumado a las obras que mantienen cortado un tramo de la avenida de Os Mallos y que genera un gran inconveniente para el comercio “tan solo esperamos que se deje de criminalizar de forma injusta el barrio”.