La Sección 6 de la Audiencia de Barcelona ha condenado hasta a 31 años de prisión a tres de los cuatro enjuiciados de la 'manada de Sabadell' por tres agresiones sexuales a una joven el 3 de febrero de 2019 en una nave abandonada cuando ella volvía de fiesta.
Según la sentencia, consultada por Europa Press, el tribunal impone 31 años de prisión al autor material de una de las agresiones y cooperador necesario de las otras dos, 13 años y seis meses a otros dos procesados por complicidad de un delito de agresión sexual y absuelve al cuarto acusado, "al no existir pruebas que acrediten su presencia en el lugar y hora de los hechos".
También establece una pena de cinco años de libertad vigilada, aplicable una vez se cumpla la pena de prisión, y el pago de una indemnización de 60.000 euros para la víctima.
Credibilidad de la víctima
El tribunal que ha juzgado a los cuatro procesados ha otorgado absoluta credibilidad al testigo íntegro de la víctima, y ha corroborado el autor material de la agresión --acreditado por muestras de ADN-- y los dos cómplices, "que no impidieron la agresión" y que estaban en el lugar y hora de los hechos.
Estos cómplices "colaboraron de forma activa en crear el clima intimidatorio" y permanecieron como espectadores de las otras agresiones sexuales.
La sentencia recoge que estos tres condenados "participaron en la creación de un escenario de temor ambiental en todo el local, a modo como lo habría hecho una banda violenta".
Existe un segundo autor material, que no fue reconocido en las ruedas de reconocimiento y que se dio a la fuga antes de que se pudiera recoger muestras de su ADN, y un tercer implicado que no fue identificado.
La joven, que entonces tenía 18 años, salía de una discoteca cuando un hombre se le acercó por la espalda, la agarró por el cuello, la puso contra la pared y la agredió sexualmente.
Después la llevó a una nave industrial, donde estaban el resto de condenados --todos de entre 25 y 30 años-- que la violaron repetidas veces hasta que sobre las 7.30 horas la joven consiguió escapar y pidió ayuda a unos vecinos que salían de su garaje.