Ahora que los restos del cohete chino no han provocado catástrofe alguna más allá de contaminar un poco más el océano Índico, el Gobierno del país asiático acusa a la prensa internacional de sensacionalista. Porque lanzar al espacio un cacharro de un buen montón de toneladas sin tener el más mínimo control de dónde va a caer a su regreso le parece una cosa de lo más normal. Tan normal que ha tenido a los servicios de vigilancia espacial más importantes del mundo mirando al cielo toda la semana. Demasiado esfuerzo solo para dejar mal a un país