Una novia radiante, un padre feliz

Una novia radiante, un padre feliz
Marta Ortega, acompañada por su padre, Amancio Ortega. efe/ cabalar

Una novia sencilla y un padre feliz. Así se resume la boda del año: la de la hija de Amancio Ortega, Marta Ortega, y el jinete Sergio Álvarez. Radiante y saludando a los presentes –más de cincuenta personas se congregaron a las puertas del pazo de Anceis, entre vecinos, fotógrafos y periodistas–, Marta llegó a Cambre, en coche, a las ocho y ocho minutos de la tarde ayer. Serena y con los hombros cubiertos, dejaba entrever parte del vestido de novia que, personalmente, se encargó de dibujar con el diseñador estadounidense Narciso Rodríguez, amigo de la heredera del imperio textil. A su lado, de traje oscuro y con una sonrisa permanente, su padre, el fundador de Inditex, daba muestra a los presentes que aquel también era un día muy especial para él: el que acompañó a su pequeña al altar, justo en el mismo escenario en el que contrajo matrimonio con su segunda esposa y madre de Marta, Flora Pérez Marcote.

Ainhoa Arteta interpretó para la pareja el Ave María de Gounod tras finalizar la ceremonia religiosa

Con los 190 invitados ya dentro de las carpas –desde las 18.45 horas, diez miniautobuses y más de una doce de monovolúmenes y coches privados se encargaron de transportar a los asistentes desde el hotel Hesperia Finisterre hasta Anceis–, fue la madre de la novia la primera en hacer su entrada en el pazo, pasadas las siete y media de la tarde. Al igual que su marido, Flora Pérez Marcote, con un vestido gris bordado, no ocultó su emoción.

Solo unos minutos más tarde llegaba el otro protagonista de la jornada: el novio. Con un traje nenegro y camisa blanca –al igual que su suegro–, Sergio Álvarez Moya entraba en el recinto familiar de los Ortega acompañado por su madre, con un vestido lavanda y tocado en el pelo. Ninguno de los dos dudó en regalar sonrisas. \“¡Guapo!\”, gritaba alguna vecina que se habían hecho un sitio en el pasillo que se formó a las puertas del pazo para recibir a los novios.

Con la llegada de Marta, veinte minutos después, se desveló uno de los momentos más esperados: el autor del vestido. Narciso Rodríguez era el hombre que se escondía tras las paredes de la central de Inditex todo este tiempo. Íntimo amigo de la rica heredera,el diseñador norteamericano ideó para la hija de Amancio Ortega un vestido, de seda, cortado al bies y con bordados. \“Los dos han trabajado conjuntamente con mucha ilusión para conseguir hacer realidad la idea de Marta, un traje donde prima la sencillez\”, informó la organización en un comunicado. La novia completó su look con un moño bajo, al que iba sujeto un velo, y un original ramo.

Cerezos en flor > Ya dentro de Anceis, todo transcurrió según lo previsto. La ceremonia religiosa se ofició en la capilla del pazo, con capacidad para doce personas. El resto de invitados siguieron el enlace en una antesala en la que se instalaron una serie de pantallas a modo de cuadros. Antes de acceder a la misma, los asistentes, entre los que finalmente no estaban ni Athina Onassis y Carlota Casiraghi, atravesaron un arco en la entrada formado por ramas de cerezo en flor, obra del belga Thierry Boutemy, que conducían, a través de un pasillo abovedado, hasta la capilla.

La ceremonia contó con la participación de un coro gallego,que interpretó cantigas de Santa María, de Alfonso X El Sabio. La sorpresa llegó al concluir la misa, y con Sergio y Marta convertidos ya en marido y mujer: la soprano Ainhoa Arteta interpretó para la pareja de recién casados el \“Ave María\” de Gounod.

Tras el enlace, los invitados se desplazaron a la carpa que se había acondicionado anexa al edificio, donde, según informaron los organizadores, se buscó recrear el ambiente de un club hípico. Decorado con flores y fotografías de los novios, el espacio reflejaba el mundo que los unió: el de la equitación.

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