Después de casi un año en la oposición, ¿qué cree que le faltó al PSOE la noche del 22 de mayo de 2011?

—Probablemente hubo una conjunción de factores. El desgaste de casi tres décadas de gobierno, pero envuelto esto en la caja de la crisis y la percepción de la política a nivel de España. Y luego es indudable que a lo largo de 28 años hay aciertos y errores.

—¿Qué errores?

—Uno nunca es lo suficientemente próximo o claro en sus exposiciones, o a lo mejor no atina a situar y a explicarle a los ciudadanos cuáles son los cinco ejes prioritarios del gobierno. Nosotros, ahora, lo que intentamos es poner en marcha un nuevo proyecto para recuperar la confianza, que pasa por la cercanía, la proximidad y el escuchar a los ciudadanos.

\“Coruña siempre tiene que caminar mirando hacia delante y no demoliendo las medianas del pasado\”

—¿Ya ha empezado a trabajar en ese nuevo plan?

—Sí, ya estamos escuchando a los ciudadanos. Lo que queremos hacer primero es un diagnóstico atinado de cuál es la situación y las demandas que hoy tiene la ciudad, para luego pedirle a todos los sectores sociales, económicos, vecinales,... Que nos permitan, con ellos, componer un nuevo proyecto, que, teniendo los mismos pilares de igualdad, de solidaridad, de participación y de progreso que ha tenido el socialismo coruñés, permita adaptarnos a las nuevas demandas.

—¿Comenta con Javier Losada los asuntos municipales?

—Sí, sí, hablo con mucha gente, con compañeros que estuvieron en el gobierno local, con militantes y con ciudadanos. Y hablo con Javier, claro.

—¿Cómo ve la ciudad dentro de tres años?

—Al paso al que vamos la veo casi como una foto que correspondería más a hace quince. La veo inmóvil porque este año ha sido de frenazo. Está quieta. No hay nada. A veces pensamos, no sabemos adónde vamos, pero es que en realidad no nos movemos. El gobierno local está preocupado solo en gestionar el pasado para demolerlo. Una ciudad como Coruña siempre tiene que caminar mirando hacia delante, y no tirando las medianas del pasado.

—¿Y la situación de los coruñeses?

\“Creía que Negreira iba a tener la capacidad de gestionar razonablemente, pero ni eso\”

—No parece que vaya a ser muy halagüeña, porque el PP, con una cierta pedantería, encontró una excusa para tomar las decisiones más peregrinas: en nombre de la austeridad se está recortando y se está empeorando la vida de los coruñeses, sin que sea necesario, y sin que sea tolerable. En nombre de esa austeridad no se puede recortar el poder adquisitivo de las pensiones y a un pensionista las decisiones de Negreira, Feijóo y Rajoy le cuestan 123 euros más. Una austeridad que no se está teniendo en O Parrote. .

—Habla de O Parrote, ¿regresarán las máquinas al agujero de la dársena este mes?

—No me atrevo a hacer cábalas... Esto ha sido un capricho. Si el señor alcalde, en septiembre, cuándo le dijimos \“no puede usted modificar el Parrote con un estudio de detalle, modifique el plan especial del Puerto\”, hubiera dicho vale, tendría el Parrote en obras. Pero no lo tiene porque dijo que no, porque se empecinó en tramitar de una manera irregular un proyecto, con un túnel en el que se van a enterrar 14 millones.

—Ustedes plantearon hacer un túnel en La Marina cuando estaban en el gobierno, ¿qué diferencia a su proyecto del que ahora propone Negreira?

—El que parece que es el mismo es el de La Marina. La diferencia es el momento. Una cosa es que todos tengamos proyectos de inversiones para la ciudad, y otra cosa es el momento en el que se está gobernando. A mí me puede parecer estupendo hacer uno, dos o veinte túneles, pero, claro, estamos en la España del 2012, en la que se le está diciendo a las familias que van a tener que pagar 500 euros más al año por la matrícula de sus hijos. En esa España decirnos que la prioridad es gastar 14 millones en ese túnel es una frivolidad. Es como estar gobernando en la Persia de Darío.

—¿Mejoró o empeoró su opinión de la gestión de Negreira?

—Negreira llegó a la alcaldía y se le podía discutir todo, cuáles eran las ideas del programa electoral o algunos resortes indignos que utilizó para hacer oposición como en el tema del chabolismo. Yo había compartido pleno con otros dirigentes del PP como el señor Erias y jamás vi al PP haciendo esa política barata. Al final creía que iba a ser un gobierno que, sin brillantez, iba a tener la capacidad de gestionar razonablemente, pero ni eso. Perdieron una subvención de la Xunta porque se le pasó el plazo de pedirla. No se contratan a tiempo las obras. ¡Es que no se hizo ni el apropósito del Carnaval porque no sabían que había que contratarlo!

—Dos de sus promesas las cumplió: puso en marcha la Policía de Barrio y eliminó el carril bus para sustituirlo por la vía prioritaria vigilada...

—Yo de la Policía de Barrio me va a permitir que discrepe. Es cierto que le llama a los policías que van haciendo las patrullas de otra manera, les ha cambiado el nombre. Lo de la vía prioritaria me parece un desatino por completo. Con un plan de movilidad que había encima de la mesa hecho por profesionales solventes, se esperaba que se llevasen a cabo las decisiones de movilidad de otra manera. Para quitar el carril bus físico diciendo que es suficiente con la vía prioritaria hace falta ser muy osado, porque eso no sucede en ninguna ciudad del mundo.

—Su compañero Abel Caballero copió la idea en Vigo.

—Caballero copió la onda verde, que se puso en marcha en la anterior legislatura. Pero nosotros no discutimos que haya una vía prioritaria o una onda verde, sino que, en todo caso, es una medida complementaria. Lo que no puede ser es que sea la única.

—¿Falta unión entre la oposición?

—Creo que el trabajo de la oposición es evaluar la decisiones del gobierno. En todo caso, a mí no me parece que el señor Negreira tenga un valor muy claro del concepto de unidad porque si no la habría aprovechado. Porque nosotros, en un ejercicio de extrema responsabilidad, le ofrecimos la unidad del grupo socialista con el gobierno para defender las infraestructuras clave. El señor Negreira ni entendió el ofrecimiento, ni nos recibió, ni nos quiso escuchar.

—¿Han llamado directamente a la puerta de los despachos de cada uno de los concejales?

—Llamar no llamé a la puerta. Llamé por teléfono, se lo dejé por escrito y se lo dije en el pleno. Se lo hemos dicho por activa y por pasiva. Nos abstuvimos en los presupuestos. Le llamé explícitamente para pedirle una cita de cinco minutos. Y lo único que recibimos fue la incomprensión y alguna salida de tono indigna de la política, pero nos da igual.