La relajación de medidas restrictivas y la prueba piloto del ocio nocturno ideada por la Xunta fueron ayer los protagonistas en una jornada de altas temperaturas donde los coruñeses empezaron a “respirar”, en sentido figurado, al notar que la pesadilla está próxima a terminar.
El sol y el calor que se instalaron esta semana en la ciudad ayudaron a ver playas, terrazas y restaurantes llenos, recordando a los veranos prepandemia, salvando las mascarillas.
Fueron muchos los que aprovecharon para organizar comidas o meriendas al aire libre en zonas verdes tanto de A Coruña como de las comarcas, tras levantarse los límites de reunión entre no convivientes a cualquier hora.
A las 21.00 horas comenzó en la sala Pelícano la prueba piloto para preparar la vuelta del ocio nocturno, prevista para el 1 de julio en la comunidad. Los mil asistentes pasaron al local previa PCR y dentro se guardaron las distancias y se garantizó la ventilación, además de ser obligatoria la máscara salvo para beber.
Cien trabajadores velaron para que la noche se desarrollase sin incidentes. Cuatro horas de música, copas y fiesta en las que el virus pudo dejarse a un lado para disfrutar el momento.
A esta prueba piloto acudió ayer el delegado de la Xunta en A Coruña, Gonzalo Trenor, que confió en que el simulacro resultase positivo y los establecimientos puedan volver a la actividad en julio después de casi un año seguido clausurados, ya que el verano pasado pudieron funcionar entre el 1 de julio y el 7 de agosto.
Las nuevas medidas de la Xunta sostienen que restaurantes y bares pueden abrir hasta las 01.00 horas y es obligatorio contar con medidores de CO2. No se puede prestar servicio en la barra y los grupos se limitan a seis personas en el interior y 15 por mesa en la terraza. La limitación de aforo es al 30% en el interior y 50% en terrazas –en los municipios en nivel medio de riesgo– y del 50% y 75% respectivamente –en aquellos de nivel medio bajo–.
El vicepresidente del Gobierno autonómico, Alfonso Rueda, pidió “mucho sentidiño” en esta nueva etapa de restricciones para alcanzar cuanto antes el fin de la pandemia.
“El hecho de que se puedan reunir más convivientes no quiere decir que no haya que guardar medidas sanitarias y tener en cuenta que el virus sigue entre nosotros”, sostuvo Rueda, que advirtió de que “todavía hay mucha gente por vacunar y esa inmunidad de grupo aún no está clara”.
Por otra parte, continúa el proceso de vacunación masiva en Ifeco (ExpoCoruña), donde desde hace días puede verse a Bernardo Cortizo, un expiloto de helicóptero de la Dirección General de Tráfico que, a sus 67 años, todavía no ha sido inmunizado. Por ello porta un cartel de protesta, ataviado con su antiguo uniforme.