Dase Barcelona nos llega la imagen de Cristóbal Colón señalando el puerto parece invitarte a que, si aquello no te gusta, que remes en busca de algo mejor. Esta convocatoria recuerda sin duda a los muchos emigrantes que salieron de nuestros puertos en busca de una vida mejor: pan, trabajo, justicia lejos de la España de la dictadura
A vista de pájaro en Madrid, la Plaza de Colón con miles y a miles de ciudadanos convocados entre otros –y juntos a las llamadas tres derechas– por movimientos ultracatólicos, asociaciones de militares (ojo que son de armas tomar y ya explicaron sus planes para dieciséis millones de españoles) amén la derecha católica más carca, con Mayor Oreja al frente. Ridículas las razones para su ausenncia: Feijóo iba a visitar al Papa (se confundió con las dos PP?), otro tenían una fiesta familiar En Andalucía y Castilla y la Mancha. Dicen en la tele que Casado –el de la derechita cobarde– fue recibió un apoteósico silbido por los suyos
Desde la distancia y visto lo visto, el resultado parecía una copia de aquellas bizarras manifestaciones en la Plaza de Oriente donde la jerarquía más carca de la Iglesia española que tantas veces paseó al dictador bajo palio y la milicia prieta la filas. También estaba el embrión del PP – aquellos siete magníficos con Fraga derrochando entusiasmo – y, como gran estrella la presidenta de la comunidad madrileña, encantada de protagonizar el acto.
Medio escondido Casado que está convencido de que su silencio limita el efecto de la corrupción de los suyos y el partido, pues tiene pendientes casos hasta 2023.
Precisamente nuevos documentos de Villarejo, explicando que habla directamente con Rajoy –RAJ– según figura en su agenda – ponen al expresidente otra vez en la boca del huracán, hacen ridículo ese silencio del mandamás del PP, acorralado también por la imputación de la que fue “su madrina” política y hoy metida de lleno en la operación de espionaje a Bárcenas.
Y sin tener que esforzar mucho la vista nos encontramos en El País un artículo donde –con datos oficiales– contradice el discurso de Feijóo sobre el milagro laboral de Galicia. Y es que en realidad de los más de seis mil nuevos empleos solo doscientos fueron gestionados por el servicio galego de emprego. Con lo que no parece serio apuntarse la Xunta otros cinco mil ochocientos. Son unos pájaros de cuenta y cuentos.