La Xunta ha autorizado en su reunión de este jueves licitar el servicio de gestión integral de las plantas de cogeneración y termoeléctrica, además de otras instalaciones comunes, del centro de tratamiento de residuos urbanos de la empresa público-privada Sogama en el municipio coruñés de Cerceda por más de 265 millones de euros.
El objetivo, según indica el Gobierno gallego, es la valorización energética o quema de la fracción de basura no reciclable, que tras ser convertida en combustible derivado de residuos por la planta de cogeneración pasará a alimentar las calderas de la termoeléctrica, produciendo electricidad, equivalente al consumo de un 12 % de los hogares gallegos, según sus cálculos.
El contrato autorizado por el Consello de la Xunta tendrá una vigencia de diez años, con una prórroga excepcional de nueve meses.
La gestión de las dos plantas se realizará bajo la consigna de "la mayor eficiencia, el menor gasto de recursos y el máximo cuidado ambiental", según el Ejecutivo autonómico, que destaca que si estas plantas no operasen los descartes de basura no reciclable acabarían en el contiguo vertedero de Areosa.
Además, asegura que la venta de la energía permite a la empresa, de la que la Xunta posee el 51 % del capital y Naturgy el 49 % restante, sufragar parte del coste y propiciar a los municipios un canon "el más barato de Galicia y uno de los más baratos de España".
Por otra parte, el Consello de la Xunta también ha autorizado declarar como proyecto de interés autonómico el centro de tratamiento de residuos de Sogama por su carácter supramunicipal, lo que le permitirá ampliar su actividad industrial a más espacio con la puesta en marcha de nuevas instalaciones.
Actualmente, los terrenos de Sogama están sujetos a las normas subsidiarias de planes municipales de Cerceda de 1996 que implican limitaciones de superficie edificable.
Sogama recoge la basura de 294 ayuntamientos, el equivalente al 94 % de los municipios de Galicia con una población de 2,2 millones de habitantes, y centraliza su tratamiento en Cerceda, donde quema una parte, envía al vertedero otra y una pequeña fracción la traslada a centros lejanos para su reciclaje.