Es difícil salir a la calle en A Coruña sin cruzarse con alguien que esté paseando su perro. A veces, parece que están en todas partes y los cierto es que los números indican que la población canina crece a un ritmo mucho mayor que la humana: el año pasado el número de perros creció casi un 8%, pasando de 25.000 a 27.129. Y este año la progresión es idéntica: el jueves se había llegado a los 28.743 canes registrados.
Son datos del Rexistro Galego de Identificación de Animais de Compañía (Regiac), dependiente de la Consellería de Medio Ambiente, que parecen indicar que los perros son cada vez más populares. En contra de lo que se pudiera pensar,, no se trata de un fenómeno provocado por la pandemia, y el deseo de tener más compañía en un momento de restricciones de movimiento. Su número lleva creciendo a este ritmo desde hace varios años: En agosto de 2017, el número de canes registrados en la ciudad era de 21.103. Es decir, que la población canina se incrementó en más de un 26% en estos últimos cinco años.
Después de comprobar lo populares que son los perros como animales de compañía entre los coruñeses, lo que queda por ver es si A Coruña es como lo que se conoce como ciudad “Dog friendly”. Es decir, una ciudad en la que los perros gozan de unas buenas condiciones y unas infraestructuras adecuadas una vez salen a la calle.
La concejala de Medio Ambiente, Esther Fontán (que se declara amante de los perros, como propietaria de uno), asegura que el Gobierno de Inés Rey está tomando las medidas necesarias para convertir la ciudad en “dog friendly”. “Con la inestimable ayuda de las asociaciones protectoras de animales, con las que en breve vamos a mantener una reunión”, prometió Fontán.
Los detractores de la política municipal con respecto a los animales, ya sean partidos políticos de la oposición o algunas de estas asociaciones pro derechos de los animales, señalan algunos problemas a los que se enfrenta la ciudad, como una perrera abarrotada, la falta de playas caninas, o la prohibición de subir con un can al transporte público.
Fontán rechaza todas estas críticas, empezando por la que se refiere a la perrera. “Abarrotada no está, pero s es verdad que derivamos perros a otro centro de acogida, dado que el gran número de abandonos de perros potencialmente peligrosas hace que no puedan compartir canil”, aclara.
También está la cuestión de los espacios caninos. Durante el anterior mandato, la Marea Atlántica abrió varias zonas nuevas en parques públicos donde los dueños de los animales pueden llevarlos a pasear, como es el caso de Bens o la de Eirís, y ya anteriormente existía otro en Santa Margarita. Pero la administración de Inés Rey todavía no ha abierto ninguna. “Hacen falta más y en ello estamos, pero no es fácil encontrar espacios adecuados dentro de la ciudad. Hemos pensado en aumentar los espacios que ya existen”, replica la edil.
Quedan pendientes de forma indefinida otros espacios, que Fontán espera que se ha realidad “pronto”, pero reconoce que todavía queda mucho por delante, porque todavía se está terminando de redactar el proyecto de limpieza y evacuación.
En cuanto a acceder con los canes que van con correa al transporte público, la edil de Medio Ambiente lo aborda, pero no lo considera una prioridad: “Son más urgentes otros temas, hay que señalar que los perros guía si pueden hacerlo”.