Con este listado se termina la referencia de aquellos clérigos involucrados en la contienda de Galicia contra el invasor napoleónico.
Abad de Entrimo, forma una partida para luchar contra los franceses en Galicia en 1809 de enero a junio. En esta misma contienda se unieron Francisco Salgueiro, presbítero, y Félix Santomé Aguiar, canónigo.
Clérigo de la comarca de Ponte Caldelas. En la contienda participa con Antonio Corbacho y el abad de Gaxate, en unión del escribano de la villa, Lucas do Val. El 19 de febrero de 1809 expulsa a los franceses y el 20 se reúnen las partidas de A Lama, Anceu, Barbudo y Forzanes, entre otras, y junto con los de Ponte Caldelas atacan a los franceses y hacen varios prisioneros. Toman algunos caballos y monturas y para el 22 ya se habían unido a los de Cotobade. Instalan sus defensas en la cuesta de la Soldada y Laxinde, así como campamentos en Tourón y Vilanova, todos ellos próximos a Pontevedra.
Abad de Cela, participa en la guerra como comandante de la División de Louriño y actúa en hechos de armas por el sur de Galicia contra el invasor. En 1809 se halla con su partida en el sitio y liberación de Tui.
Domingo Suárez. Párroco de Ponte Caldelas. Junto al fraile Carlos Solla, se distinguen en numerosos encuentros con su partida contra los invasores galos. Mientras, Francisco Roque de Traba, abad de Villanueva de los Infantes, forma una partida para luchar contra el invasor en Galicia.
Párroco de O Barco de Valdeorras (Ourense). Con su partida, ataca el 21 de enero de 1809 una fuerza francesa compuesta de cien dragones en custodia de un convoy, una galera y varios carros, en los cuales se transportaba el equipaje de los generales Marchand y Villet. Sufrirán los franceses en esa acometida algunas bajas y se verán obligados a retirarse en desorden por el puente de Domingo Flores, dejando abandonada la mayor parte del convoy, en cuyo bagaje se hallaban las pertenencias de ambos generales y diversos papeles oficiales.
De Santa Eugenia de Seitados (Pontevedra 1771-1817), conocido como el abad de Vilar y Couto. Instala su Cuartel General en Atienza, antigua provincia de Tui. Sus acciones dan inicio el 9 de febrero de 1809 al aconsejar a los feligreses que se negasen a dar los géneros pedidos por aquellos. Cinco días más tarde es atacado en el puente de Mourentán (Arbo) un escuadrón de caballería francés que venía a recoger las provisiones antes exigidas.
Soult recibe la información de cuanto acontecía estando en Tui y envía dos divisiones del ejército para castigar la osadía de los patriotas gallegos. Los franceses son sorprendidos en su marcha sobre los puentes de Mourentán y As Achas (A Cañiza) por los efectivos del abad de Vilar y Couto y fuerzas de José María Rivero Salgado, las cuales no les dejan cruzar el río durante tres días –del 15 al 18 de febrero–, por lo que tendrán que emprender su retirada, dejando sobre el terreno unos 3.000 muertos.
A partir de ese momento el abad Mauricio Troncoso pasa a ser uno de los patriotas más destacados de aquella contienda y tomará parte en los hechos de armas más importantes en la provincia de Tui. Cuando el 18 de marzo es sitiada la ciudad para recuperarla de manos enemigas, recibe un oficio de la Suprema Junta de Sevilla mediante el cual se le nombra general de los patriotas del Miño.También participará en el cerco y rendición de Vigo el 28 del mismo mes, así como de Santiago a finales de mayo.
En reconocimiento a sus méritos se le concede la Medalla de Armas de las ciudades de Tui y Vigo, así como la Gran Cruz de Carlos III, siendo nombrado además canónigo de la catedral de Compostela.
José Varela y Montero. Abad de Valdeorras, junto con Antonio Vázquez, abad de las Meras, forma partidas de feligreses contra el invasor.
Fray José Verjano. Franciscano del convento de Vigo que participa de un modo activo en la guerra de Galicia, moviliza las partidas de Corcubión, Noia y Muros y era ayudante de Pedro Romero, franciscano como él.
Fray Andrés Villageliú. Ingresa en el colegio franciscano por Santiago, en Alba de Tormes en 1799. Cuando los franceses se apoderan de Vigo, en enero de 1809, era predicador principal del convento de Santa Marta de la ciudad olívica. Se hace acompañar de otros cuatro franciscanos armados y se internan en el valle de Fragoso para preparar con ayuda popular el cerco a la ciudad de Vigo, la cual es conquistada a finales de marzo tras 14 días de un férreo asedio, haciendo además 1.500 prisioneros.
Su acción será elogiada por el propio Morillo, quien le incluye en la comisión encargada de comunicar a la Regencia, la toma de Vigo.
En septiembre es comisionado a Londres, con el fin de convencer al Gobierno británico de enviar armas, munición y vestuario para equipar al ejército de Galicia. En 1810 ofrece sus servicios a la Junta Superior de Galicia y se traslada a La Coruña, pero más tarde es enviado a la Junta de Ourense para que descubra un plan de conspiración urdido contra las distintas Juntas de Galicia.
Luego se reincorpora a su actividad religiosa, primero en Vigo, como definidor honorario y predicador general, y desde 1816 lo hace como guardián de San Francisco de Ferrol.
Entre 1821 y 1823 hace público su ideario liberal, por cuya razón se ve en la necesidad de secularizarse, apareciendo en aquel último año como cura ecónomo de la villa de Ares, parroquia en la que debió fallecer.