En momentos de dificultades económicas y falta de empleo vuelven a instalarse determinadas formas de explotación laboral, principalmente de cara a los más jóvenes. En algunas empresas éstas prácticas son una realidad cotidiana, que se tiene como algo de lo más normal y aceptado por costumbre.
El Estatuto de los Trabajadores, los contratos de trabajo y los propios convenios colectivos son los encargados de regular las relaciones laborales por cuenta ajena y en ellos se establecen todas las condiciones laborales. En ocasiones los empleadores ni les tienen la mínima consideración.
La realidad de algunas empresas: jornadas prolongadas, salarios por debajo de lo estipulado legalmente, carencia de vacaciones, falta de medidas de seguridad y prevención, sueldos por debajo del SMI, jefes tóxicos (arrogantes y controladores), precariedad laboral, exceso de temporalidad, etc. .
En el mundo de las relaciones laborales es bueno recordar, porque sucede con cierta frecuencia, que cuando a un trabajador se le presenta el recibo finiquito para firmar, lo mejor es que se haga con la apostilla de “no conforme” para que luego exista la posibilidad de poder reclamar, si fuese necesario.
También es bueno recordar, a los jóvenes trabajadores que se sienten explotados, que pueden acudir, de manera anónima, a la propia Inspección de Trabajo para denunciar esos abusos laborales.