El periódico del 24 de septiembre de 1996 consideraba como noticias principales la pestilencia de Bens, que provocaba un ambiente casi irrespirable en toda la ciudad, y los atascos de Lonzas, que colapsan los accesos al polígono de A Grela.
El mal olor que se respira estos días en La Coruña ha desbancado al ya clásico tema de conversación de ascensores y paradas de autobús. Los coruñeses ya no hablan del tiempo, el olor que ha producido el derrumbamiento del vertedero de Bens se ha convertido en el principal y polémico tema de debate. La gente, que en un primer momento se hizo eco de la catástrofe, sufre estos días en sus propias narices una de las consecuencias. Muchas personas se vieron obligadas a taparse la cara con pañuelos en un intento inútil de evitar la fetidez que se respiraba en toda la ciudad. La mayoría de los coruñeses opina que el Ayuntamiento tenía que haber previsto lo qe podía suceder y también piden explicaciones a la empresa que tenía la concesión.
El alcalde, Francisco Vázquez, anunció ayer que los municipios de la mancomunidad que vierten su basura en Bens tendrán que dejar de hacerlo esta semana: "No tendía sentido quitar residuos en un lado y seguir echando en el otro", dijo. En este sentido, el portavoz municipal, Javier Losada, recordó que los municipios limítrofes "no han pagado nunca una peseta por verter en Bens" y que el Ayuntamiento "ha sido siempre muy generoso" al no obligharlos al abono del canon estipulado por este uso.
El fin de la época vacacional ha devuelto a la avenida de San Cristóbal su estampa tradicional en los últimos años. Es decir, la de una vía totalmente colapsada. Para desesperación de los conductores, que tienen que soportar retenciones de hasta quince minutos, los atascos se producen todos los días laborales en las horas punta de la mañana, mediodía y tarde-noche.
Interminables hileras de coches esperan pacientemente a sus dueños en el Servicio Municipal de Grúas. Si los bólidos tienen suerte y están en buen estado, los propietarios no tardan mucho en pasar a recogerlos, pero a veces la Grúa se convierte en un hospicio de coches destrozados, que son más aptos para el desguace que para las peripecias de carretera. Cada dos o tres meses se celebran en el Servicio de Grúas subastas (como la de la foto) que tienen como fin dar salida a estos coches inservibles. Como dice un agente de la Policía Municipal: "La mayoría son para chatarra y sólo se admiten las pujas de personas que tienen la correspondiente licencia fiscal, propietarios de talleres de desgüace".