El Deportivo Liceo vuelve al Palacio de los Deportes de Riazor para jugar su primer partido oficial desde el 13 de junio, cuando se proclamó campeón de la Copa del Rey contra el Barça. El equipo verdiblanco arranca su andadura en la OK Liga solo dos semanas después de conquistar la Supercopa, también contra los azulgrana.
La dulce resaca del Liceo todavía dura, pero el técnico Juan Copa pide “aparcar los títulos” y centrarse en sumar de tres en tres. El primer escollo será el Girona, décimo clasificado la última temporada y que la pasada jornada derrotó al Caldes (2-1).
No jugó en la primera fecha de campeonato el equipo coruñés, cuyo debut en Lleida tuvo que ser aplazado por un compromiso de su rival en Europa. Ahora le esperan tres partidos en poco más de una semana: Girona (hoy), Lleida (el jueves) y Calafell (próximo sábado).
En Riazor se reencontrarán tres de los cuatro hermanos Grau. Carles, el mayor de 31 años, y Marc, de 25, defienden la camiseta verde y blanca. Su gemelo Álex milita en el Girona. Solo falta el cuarto, Lluis, de 27, que juega en el Lloret.
El Girona es mucho más que uno de los hermanos Grau. Bajo los palos está una auténtica institución de la OK Liga, el portero Jaume Llaverola, de 46 años y con 29 temporadas a sus espaldas en la máxima categoría, cinco de ellas en el Liceo (2005-10).
En ataque, ante la ausencia del goleador David Gelmá, destaca Gerard Pujol, que en el debut liguero firmó los dos tantos para derrotar al Caldes.
No se preocupan Copa ni sus jugadores de lo que se van a encontrar. “Tenemos que centrarnos en nosotros mismos y salir enchufados, intensos, agresivos, corriendo... hay que afrontar cada partido al 100%,”, avisa el técnico.
Sin el lesionado Dava Torres, que se recupera de una operación en su muñeca derecha, Nanu Castro, jugador del filial, entra en la convocatoria. Carles Grau, Martín Garaboa (porteros), César Carballeira, Roberto Di Benedetto, Álex Rodríguez, Jordi Adroher, Marc Grau, Jordi Burgaya y Maxi Oruste completan la lista.
El Liceo vuelve a casa. Y lo hace en su mejor momento. ¿Por qué no soñar?