La ciudad vivió ayer a nivel circulatorio una complicada jornada en la que se registraron cerca de una docena de accidentes de tráfico en los principales accesos de la ciudad, aunque en ninguno de ellos hubo que lamentar heridos de carácter grave. Una combinación de densidad circulatoria, asfalto resbaladizo por la lluvia y falta de precaución al volante causó muchos de los siniestros.
El primero tuvo lugar a las ocho y media de la mañana en la avenida de Alfonso Molina, en dirección entrada a la ciudad a la altura de Palavea, y en él se vieron implicados nada menos que cinco vehículos. Consistió en un alcance múltiple y aunque la mayor parte de los conductores consiguieron frenar a tiempo, por lo menos uno de los vehículo sufrió graves daños y tuvo que ser retirado por una grúa, produciéndose un atasco del que se encargó la Guardia Civil de Tráfico.
El último vehículo permaneció en la cuneta hasta las diez y media de la mañana, cuando el tráfico hacía tiempo que se había normalizado. Mucho antes, a las nueve y diez de la mañana, un Audi se había salido de la vía en la Tercera Ronda. Circulaba en dirección salida a la altura de Severo Ochoa cuando la conductora, una mujer de unos 40 años, perdió el control de su vehículo. Explicó a la Policía Local que su vehículo comenzó a patinar cuando pisó el freno nada más enfilar la cuesta, un lugar que ya ha registrado varios accidentes de este tipo.
Tras chocar con el quitamiedos y estallar los airbags, el Audi quedó detenido junto a la cuneta. La víctima parecía encontrarse bien, aunque fue trasladada por el 061. Algo parecido ocurrió una hora más tarde en la rotonda más cercana al Pavo Real: la conductora, una mujer de unos 50 años, perdió el control de su vehículo al tomar la rotonda, y acabó estrellándose contra una farola cuyo báculo que cayó con estrépito sobre la calzada. La mujer se encontraba bien, aunque algo conmocionada, y fue atendida en un primer lugar por un mensajero antes de que acudieran los servicios de emergencia.
Todavía quedaba por registrar otro accidente, este pasadas las dos y media de la tarde, y de nuevo en Alfonso Molina, en dirección entrada, a la altura de Pedralonga. Según fuentes de la Policía Local, en realidad consistió en dos alcances casi simultáneos. No dejaron ningún herido que lamentar, pero cortaron el carril de la izquierda, así que, durante dos horas, se registró un largo embotellamiento que llegó hasta Palavea, Finalmente, el último vehículo fue retirado por la grúa.
Durante la tarde se siguieron registrando siniestros. Por ejemplo, a las 17.35 horas en la avenida de Finisterre sentido salida a la altura de la calle Newton, donde otro alcance se saldó con un herido de carácter muy leve. “Ocurre cuando ha pasado tiempo sin llover –comentó una agente– el aceite del tubo de escape en la calzada se mezcla con el agua". Y el exceso de velocidad, claro.