Los 105 viajeros del vuelo de Volotea 3538 de la ruta Bilbao-A Coruña de las siete y media de la mañana sufrieron ayer un sobresalto debido a una amenaza de bomba que activó el dispositivo de emergencias de la Guardia Civil. Durante cerca de dos horas tuvieron que esperar junto al aparato, en una esquina de la pista, mientras perros entrenados husmeaban su equipaje en busca de unos inexistentes explosivos. Los investigadores creen que el aviso de bomba era una especie de broma pesada dirigida a un presidiario de permiso, que venía a A Coruña a pasar el fin de semana.
La primera llamada la recibió el 112 en Bilbao, que la desvió a la Ertzainza. Esta a su vez transmitió la información al comité que coordina la acción entre la comunidad autónoma y las autoridades áreas. Entonces AENA activó en el aeropuerto de emergencias: el avión tomó tierra a las siete treinta, se llevó a un estacionamiento alejado, se desembarcó al pasaje y tomó el mando de la emergencia la Guardia Civil. Desde AENA señalaron que el aeropuerto funcionó de forma normal mientras se prolongó la emergencia.
Para evitar que cundiera el pánico entre los pasajeros, las autoridades recurrieron a una argucia. “Nos dijeron que se había averiado un helicóptero y que había una mancha de combustible en la pista”, explicó una pasajera. Después de permanecer un rato en el interior del avión, la Guardia Civil les indicó que bajaran a la pista: “Nos vino uno de los guardias civiles y nos dijo lo de la amenaza de bomba”. Esta versión fue confirmada por varios de los pasajeros, una vez en la terminal. “El capitán fue el que nos contó lo del helicóptero, supongo que para que estuviéramos tranquilos”, explicó otro viajero.
Pero ni siquiera cuando se enteraron de la verdad los pasajeros fueron presa de los nervios. “Tranquilidad total, y eso que el avión iba lleno”, comentó uno. Otro confesó que había “flipado”: “Es mi segundo vuelo y, la verdad, es una experiencia la hostia de rara. Nos dijeron que había aceite o combustible, que íbamos a estar parados veinte minutos o así, y luego ya nos dijeron que nos hiciéramos a un lado y que no tocáramos los equipajes porque era un aviso de bomba, nos metieron en una sala y nos trajeron un bollo y un café”. En un primer momento, corrió el rumor de que se había producido una detención, pero la Comandancia de la Guardia Civil desmintió esta información: “Todos nos lo tomamos con calma y un poco de guasa, porque la gente no sabía si era verdad o mentira”.
Ahora, la Policía Judicial de la Guardia Civil trata de localizar al responsable. El coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, Francisco Javier Jambrina, reconoció que la investigación se centra en el “interno que estaba de permiso penitenciario” de Basauri y que iba a bordo: “Tal vez era para perjudicar a esta persona”.
El incidente tiene importancia porque es insólito en el aeropuerto de Alvedro. Fuentes de AENA confirmaron que es la primera amenaza de bomba en un vuelo que registran, por lo menos en lo que va de siglo.