El Deportivo Liceo se quitó la carbonilla tras un mes de inactividad en la OK Liga por la disputa del Europeo. Y lo hizo con una goleada en Caldes, aunque el marcador es engañoso porque sudó tinta china para tumbar la resistencia local y pintar de verde y blanco la siempre ruidosa Torre Roja.
La séptima victoria del equipo coruñés mete presión al Barça, líder con dos puntos más y un partido menos, el que disputa hoy contra el Noia (19 horas) con tres bajas importantes: Ignacio Alabart, João Rodrigues y Helder Nunes, positivos en covid tras su periplo con las selecciones.
Tras unos minutos iniciales de ida y vuelta con dos opciones para Roberto Di Benedetto y Dava Torres, a la tercera fue la vencida con un potente disparo de pala desde su propia pista de César Carballeira, uno de los tres campeones de Europa liceístas con España.
Una de las ausencias más sonadas en la selección fue Àlex Rodríguez, que se reivindicó con tres goles en el regreso de la competición. El primero, nada más entrar, como Juan Palomo: “Yo me lo guiso, yo me lo como”. El ‘27’ fue derribado por Gerard Camps y él mismo ejecutó la pena máxima entre las piernas del portero.
El 0-2 en solo diez minutos de juego motivó el tiempo muerto de Eduard Candami, técnico local, y su equipo tomó nota. Lo intentó de todas formas: en ataque estático, a la contra y con tiros lejanos, el más peligroso un potente disparo de Marcos Blanqué que se estrelló en el larguero.
En la segunda mitad, Carles Grau mantuvo al Liceo con tres paradas a bola parada. Decisivo en la final del Europeo contra Francia, el portero de Lloret sigue en estado de gracia. Primero detuvo la falta directa de Xavi Rovira y, aunque luego no pudo con el penalti de Cristian Rodríguez, evitó otra directa de Blanqué y una nueva pena máxima del ‘9’ local.
Superados los momentos de apuro y tensión, el Liceo anestesió el ruido de la Torre Roja con cuatro goles en cinco minutos: Marc Grau, el oportunista, Àlex Rodríguez tras una asistencia de Dava, Jordi Adroher, de falta directa, y de nuevo Rodríguez, al culminar una maravilla de Roby.