El esfuerzo de alimentar a la mayor colonia de gatos de la ciudad podría ser solamente físico y dejarde suponer un gasto para los vecinos del Barrio de las Flores. Y es que la Asociación Veciñal en Defensa do Barrio das Flores tramita de la mano de los técnicos municipales una subvención de aproximadamente 5.000 euros al año para la alimentación de los felinos. Hasta la fecha eran los propios residentes los que puntualmente adquirían el pienso y acudían cada tarde y noche a las colonias para garantizar la supervivencia de los animales.
No será la única demanda satisfecha para la asociación presidida por Caluxa Barrientos, que también ha conseguido el compromiso para la instalación de tres nuevas casetas en la zona. La buena sintonía entre el Gobierno local y los vecinos deja una situación radicalmente opuesta a la de hace unos meses. Además de la subvención, hay un total de 16 licencias nominales para la alimentación, dos refugios en funcionamiento y otros tres en camino. Todo ello para una población felina que actualmente, según cálculos de la asociación, ronda los 80 ‘vecinos’. “Desde que estamos nosotros al tanto la situación está cada vez más controlada”, afirma Barrientos. “Hicimos un censo de gatos y fuimos castrando los que creíamos oportunos”, agrega la presidenta, que sin embargo matiza que su labor en este último caso se limita a comunicar sus necesidades a Servigal para que profesionales cualificados hagan el resto.
Hace solamente cinco meses, en diciembre de 2023, era la propia asociación la que ponía el grito en el cielo y lanzaba una advertencia: “Si no ponemos dinero nosotros, los gatos no comen. Tienen los gatos abandonados y, si esto no se soluciona, nos presentaremos en el juzgado a poner una denuncia”. Además, varios felinos presentaban problemas de pulgas y garrapatas, lo que suponía una amenaza para muchos niños que querían jugar
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La situación ha cambiado radicalmente y la asociación aplaude el cambio de rumbo y el actual compromiso por parte de María Pita.
Resulta paradigmático de esa particular relación entre los residentes y los gatos sin techo el caso de Carmen Barcia, una de las muchas comprometidas con el bienestar animal. Hace poco que ostenta la licencia para realizar una actividad que antes realizaba de forma no regulada. “Un día se lo supliqué a la alcaldesa en una visita que hizo al barrio, y debo decir que cumplió lo prometido: dijo que en una semana la tendría y así fue”, confiesa.
A pesar de ese, denuncia lo que considera el abandono recurrente por parte de las instituciones. “Hay una señora que lleva 40 años dando de comer a los gatos, en mi caso es menos, pero jamás nos han dado un grano de pienso ni ayuda alguna”, sentencia.