A primera hora de la mañana de ayer, se registraron en Alfonso Molina dos alcances, ambos en sentido salida, entre las ocho y media y las nueve menos diez, a la altura de Palavea. En el primero se vieron implicados cuatro coches. En el segundo, nada menos que ocho. Podría parecer un récord, pero a estas alturas, la avenida ha visto de todo, como corresponde al principal acceso de la ciudad y uno de los puntos negros de la red viaria gallega que estos días viven los primeros pasos de cara a su ampliación y la mejora de su seguridad. No hay que olvidar que el 54% de los siniestros se debe al mal estado de la infraestructura.
Así figura en uno de los informes de Ineco (una empresa pública de ingeniería y consultoría del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible), que se adjunta al proyecto de ampliación y en el que recogen los datos de accidentes registrados en los años anteriores a la elaboración del proyecto. Conviene matizar que el estudio distingue entre accidentes con víctimas y sin víctimas. En el segundo caso, la infraestructura es responsable del 55% de los siniestros.
El estudio deja claro que existen tres tramos de concentraciones accidentes, que cualquiera que tenga que circular por la avenida de Alfonso Molina a diario conoce bien: la curva en sentido entrada a la altura del enlace con la autopista, el tramo recto en el cruce con la N-550 (la avenida de Vilaboa) y el enlace con la N-VI. Pero de las obras que se van a llevar a cabo solo afectarán al primero, ese tramo curvo entre los kilómetros 2,5 y el 2,8 de la AC-11. Es este tramo, que combina un radio reducido de giro con la velocidad inadecuada, el que provoca la mayor parte de las salidas de vía, que es el tipo de accidente más destacable en este tramo.
Sin embargo, el siniestro más corriente en Alfonso Molina es achacable al error humano. Concretamente, a la costumbre de no mantener la distancia de seguridad adecuada entre vehículos. Como ejemplo, baste lo ocurrido durante la pasada jornada. La Policía Local señala que las obras que cortaron el acceso a la avenida de García Sabell provocaron fuertes retenciones en sentido entrada, pero destaca que los dos alcances múltiples que se registraron tuvieron lugar en sentido salida, lo que achacan a conductores despistados que contemplaban el atasco, así como a las condiciones de la calzada y de la mala visibilidad durante el temporal. “Las retenciones fueron graves”, admiten desde el 092.
Pero el informe de Ineco añade que probablemente se debe a la congestión endémica de la AC-11, sobre todo en hora punta. En total, el 39,5% de los accidentes con víctimas se producen por esta causa, aunque la mayoría sale con heridas leves, incluido el famoso latigazo cervical.
Pero no se trata solo de los alcances. A pesar de ser una vía rápida, la mayor parte de los accidentes en la AC-11 no se producen por salidas de vía u otras causas relacionadas con el exceso de la velocidad. Por ejemplo, las colisiones múltiples de vehículos que marchan en caravana, que es la tipología que se registró ayer, suponen el 11,6% de los siniestros con víctimas. Pero aún más llamativo el hecho de que el 2,3% son atropellos a peatones, puesto que no se trata de una vía muy frecuentada por aquellos que se desplazan a pie. Hay que recordar, sin embargo, que el último accidente mortal que se registró en Alfonso Molina, en julio del año pasado.
Es cierto que a veces se dan casos de gente que atraviesa corriendo la avenida, aunque sobre todo se da en el tramo más urbano, a la altura de Os Mallos, mientras que el resto de los accidentes se sitúan en el área más periférica. En cuanto a las colisiones frontotalerales, estas se producen entre los carriles por las sucesivas entradas y salidas de los enlaces (a la altura de Carrefour y de la salida de la autovía).
Las obras de ampliación pretenden cambiar esto creando carriles exclusivos hacia una única dirección en sentido entrada. De esta forma, el carril izquierdo de la calzada de la autopista AP-9 se convierte en el tercer carril de la calzada decreciente de la autovía AC-11 y el carril derecho de la autopista AP-9 en el carril que forma el ramal de salida hacia la glorieta de la calle Lamelas.
Pero para verlo habrá que esperar. De momento, lo que están experimentando los conductores son las molestias derivadas de las obras, como el corte del acceso a la avenida de García Sabell, que terminará a las once de esta noche. Sin embargo, nuevos y más importantes cortes se producirán durante todo 2025 y sin duda las obras pasarán a ser una de las causas más frecuentes de los embotellamientos que generan tantos accidentes en Alfonso Molina.