El edificio histórico de la antigua cárcel provincial languidece a la espera de que se concrete el acuerdo entre la Sociedad de Infraestructuras y Equipamientos Penitenciarios y de la Seguridad del Estado (Siepse) y el Ayuntamiento. Mientras que las autoridades no parecen tener un proyecto claro para este edificio, los sintecho han descubierto que es un refugio más que adecuado, sobre todo ahora que el tiempo está mejorando.
En efecto: además de numerosas pintadas y desperfectos, se pueden apreciar en las instalaciones de la antigua prisión signos de que alguien lo está utilizando para pernoctar, ya sea en la garita de entrada, o en uno de los patios laterales, donde se han preparado camas con mantas. No es la primera vez que ocurre este problema: instalaciones como los bajos de monumento del Millennium, o la cafetería de Copacabana han acogido sintecho en un momento u otro.
Esto ha provocado incidentes anteriormente, en el verano pasado, cuando se produjo un incendio, un suceso que se ha repetido desde entonces, obligando a acudir a los Bomberos. Por eso, en febrero, Siepse sacaba a licitación un contrato para la vigilancia de la prisión, pero todavía no hay ningún servicio de seguridad.
En los pliegos del contrato, Siepse reconocía que se había llegado a un acuerdo extrajudicial con el Ayuntamiento para dirimir el traspaso de la antigua prisión, algo que se lleva demorando desde el fin de la actividad de la infraestructura, hace más de una década. En el acuerdo se contempla que el Gobierno municipal deberá pagar la vigilancia que está contratando la Siepse para la prisión, tal y como se recoge en los pliegos. El contrato tendría una duración inicial de tres meses, pero está abierta a la prorroga, que parece que será necesaria.