Cuando en 1849 la reina Isabel II firmó el decreto fundacional de la Academia Galega de Bellas Artes ni siquiera existían los jardines de Méndez Núñez, ese relleno en el que a comienzos del siglo XX se habilitó un kiosco que desde hoy alberga la exposición ‘A cidade das artes. 175 aniversario da Real Academia Galega de Belas Artes’, organizada por la propia academia y el Ayuntamiento.
El comisario, Fernando Agrasar, explicó que es una muestra histórica elaborada “desde unha perspectiva contemporánea”. El presidente de la academia, Manuel Quintana Martelo, la reivindicó como una entidad “absolutamente viva”. El director xeral de Cultura, Anxo Lorenzo, recordó que es una “institución consultiva” de la propia Xunta. Por último, el primer teniente de alcaldesa, Lage Tuñas, señaló que la exposición es “un recordo da grandeza cultural e histórica que caracteriza a nosa cidade”.
Uno de los nombres que más sonó en la inauguración (justo en el día en que se cumplieron 130 años de su primera exposición individual, en la calle Real coruñesa) fue el de Pablo Picasso, alumno que fue de la Escuela de Belas Artes local, que nace con el mismo real decreto que la academia. Pero no, no hay ‘picassos’ en la muestra del Kiosco Alfonso, aunque algunos de sus integrantes se movieron en su día para conseguir una donación del malagueño.
Lo que sí se pueden ver son trabajos de hombres como Seijo Rubio, Román Navarro (un magnífico retrato femenino realizado por este profesor de Picasso), Asorey (un boceto de la Virgen del Carmen que diseñó en 1946 pero no se llegó a construir), Saborit (soberbio retrato de dos niñas), Alejandro Ferrant, Felipe Criado y de mujeres como Elena Colmeiro, María Corredoyra, Menchu Lamas o Yolanda Dorda.
También, porque hay que dar cabida a todas las disciplinas que agrupa la academia, se exponen planos arquitectónicos, de Fernández-Albalat o de Antonio Tenreiro para rehabilitar la Casa Ramos para Museo de Bellas Artes; fotografías, entre las que sorprenden las tomadas en los años 20 del pasado siglo cuando se representó la ópera ‘O mariscal’; planos arqueológicos firmados por Luengo cuando excavó el castro de Elviña en 1954; o estandartes de agrupaciones musicales.
Resuelve bien el comisario una papeleta complicada, como es la de seleccionar poco más de 300 piezas significativas, pertenecientes en su mayoría a la colección de la academia, que resuman los tan celebrados 175 años de historia de la institución, que en principio era provincial y ahora es autonómica y cuyo nombre se ha ido extendiendo hasta el actual: Real Academia Galega de Belas Artes de Nosa Señora do Rosario.