Técnicos municipales ordenaron a la diez y media de ayer el corte de la avenida de Os Mallos entre la calles de Noia y de Ramón Cabanillas por la amenaza de hundimiento de la calzada. Al parecer, la rotura de una tubería de agua había provocado el minado del subsuelo hasta crear una oquedad que suponía un peligro real de hundimiento. Las obras durarán tres semanas, y ya se ha desviado la línea de bus 11, que pasa por la avenida.
Según parece, se había percibido un abombamiento en el firme de la calzada, así que los técnicos municipales habían acudido a comprobar hasta qué punto era grave, y descubrieron, tras examinar el subsuelo, la tubería de agua rota, que había arrastrado la tierra sobre la que se asienta el asfalto, dejando un vacío importante. Como la avenida de Os Mallos es una calle, además, que soporta una gran densidad de tráfico, y por la que pasa una línea de autobuses, el firme cedía cada vez más y su estado ofrecía peligro.
Se adoptaron medidas inmediatas, que consistieron en desviar el tráfico por la calle de Noia, de manera que pueden seguir su camino por la calle de Oidor Greorio Tovar hasta la ronda de Outeiro o, anticiparse y subir por la calle Vizcaya hasta la avenida de Arteixo para continuar en dirección salida de la ciudad.
Por otro lado, en la zona hay varias obras en marcha que afectan a la circulación. La más cercana es la de la nueva glorieta de la ronda de Nelle, pero también hay que tener en cuenta la avenida de Finisterre, donde se mantiene cortado un carril en dirección entrada. Sin embargo, fuentes municipales aseguran que no se esperan más que inconvenientes ocasionales.