La Policía Local de A Coruña ha detenido a cuatro hombres como sospechosos de un apuñalamiento en la calle Orzán a las seis de esta madrugada. La víctima fue apuñalada varias veces y la agresión aún estaba en curso cuando llegó el primer coche patrulla, según testigos presenciales.
La víctima se encuentra ingresada en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), del Chuac con pronóstico grave. Los cuatro sospechosos, de edades comprendidas entre los 20 y los 40 años, fueron detenidos tras una corta persecución y después de presentar una fuerte resistencia. Ya se encuentran bajo custodia, en manos de la Policía Nacional.
El incidente tuvo lugar a las seis de la mañana. Los cuatro hombres habrían abandonado (o habrían sido invitados a hacerlo) un local que tenía que cerrar sus puertas al público. Sin embargo, nada más salir, quisieron volver a entrar. Fuentes cercanas apuntan a que se habrían olvidado algo en el interior.
Como no les abrían, comenzaron a golpear la persiana de la puerta y a proferir gritos, armando mucho ruido a esas horas. En ese momento, pasó por delante la víctima, que les recriminó su actitud y les recordó que estaban molestando a los vecinos.
Los cuatro hombres se molestaron y comenzaron a agredirle. Uno de ellos sacó una navaja y le apuñaló. Los testigos llamaron inmediatamente a la Policía Local, que se encontraba muy cerca, patrullando la zona de movida nocturna. Cuando llegaron, todavía estaban apuñalándole. Los testigos aseguran que le apuñalaron en dos tandas: una cuando estaba de pie y la otra ya en el suelo.
La aparición del 092 con las luces y sirenas les hicieron huir. Un coche patrulla permaneció en el lugar de los hechos atendiendo al herido a la espera de la llegada del 061 mientras que el otro buscó a los sospechosos acompañados de un testigo que los identificara.
Enseguida los encontraron en la calle Torreiro. Una vez allí, presentaron una fuerte resistencia, dado que eran hombres fuertes. Fue necesario que acudieran refuerzos: un testigo presencial asegura que debido a que no paraban de resistirse, fue necesario también embridarles las piernas, para que dejaran de patalear. Así los introdujeron en el coche patrulla.
Poco después, encontraron el arma del crimen, escondida en un rincón: se trataba de una navaja automática. Uno de ellos que identificado con un pasaporte americano, pero el resto son residentes de la ciudad o en el área.