Que A Coruña vive una fiesta continua empieza a ajustarse cada vez más a la realidad, ya que el concepto de ocio nocturno ha cambiado sustancialmente y debería replantear el término en sí. El tardeo, ese hábito tan propio que en su día se realizaba en forma de sobremesa, se ha ‘institucionalizado’ y cada vez son más pubs y discotecas los que ofrecen esa alternativa. Sin embargo, algunos hosteleros tradicionales han estado rápidos y, una vez han comprobado la fórmula, han saboreado las mieles del éxito. Es el caso del bar O Miña Nena, en el Grupo de Viviendas de Pescadores, en el barrio de Os Mariñeiros.
Se trata de una sesión doble: tardeo de sábados o mañaneo y sesión vermú de domingos. Resulta complicado saber cuál de los dos tiene más capacidad de convocatoria. Por ejemplo, durante el pasado fin de semana fueron centenares de personas. Muchas acudieron a ambas sesiones. Para el tardeo el plan suele ser un DJ, mucho baile y el óptimo aprovechamiento de un rincón idóneo para este tipo de actividades, tal y como relata Miguel Lameiro: acostumbrado a iniciar la fiesta de los sábados en sesión de tarde. “Está muy bien, ponen reguetón del de antes y lo bueno de esa plaza es que tiene una especie de microclima en el que se está genial”. La semana anterior, por ejemplo, un grupo de amigos decidieron que O Peixiño era el mejor lugar de la ciudad para celebrar su cumpleaños.
Los domingos, como marca la tradición, no faltan los callos como reclamo principal, aunque en realidad se trata de una excusa para una nueva reunión social. La sesión vermú de toda la vida es más de la casa y la mayoría de clientes son vecinos de Os Mariñeiros u O Ventorrillo. Cuando la gerencia cree que las condiciones son las idóneas, por ejemplo con la previsión del tiempo, potencia la oferta contratando los servicios de una pulpeira. El tirón del cefalópodo es incuestionable y encontrar sitio o mesa se convierte en tarea casi imposible. Martín Gómez, otro cliente cree que juntar fiesta de barrio y pulpo es una tentación difícil de resistitr. “Yo ya tengo casi 50 (años) y me veo más con mi ‘cañita’ y mi ‘pulpito’ que haciendo el ganso en una discoteca. Y eso si me dejan entrar”, bromea.
Vicky, propietaria de Miña Nena, empieza a planificar sus ofertas como si del equipo de marketing de una discoteca se tratase. “Tanto la sesión de DJ como el pulpo ‘lo petan’, pero mezclarlos no me parece buena idea, porque son dos ambientes diferentes”, reconoce.
Pasadas las 23.00 horas, cuando el tardeo del sábado toca a su fin, una vecina desde las cercanas viviendas sociales le dice a una viandante entre risas: “Quen pensaba que teríamos unha discoteca no barrio?”. Y es que Os Mariñeiros está en boga, que diría ‘Catro vellos mariñeiros’.