En la Segunda Guerra Mundial más de 80 millones de personas perdieron la vida. Un triste ejemplo del horror de este conflicto fueron los campos de concentración nazis, como Mauthausen o Auschwitz, que alcanzaron un nivel de crueldad nunca antes visto. Este último fue el caso de Arturo García Lagares, nacido un 25 de marzo de 1895 en A Coruña y vecino de la calle San Andrés. García Lagares, afiliado al sindicato anarcosindicalista La Cosmopolita y enfermero marino de profesión, se exilió en Francia tras finalizar la Guerra Civil, pero una vez allí fue internado en un campo de concentración francés. Posteriormente, fue detenido en Polonia y deportado a Mauthausen junto a otros dos compañeros, el 25 de enero de 1941. Poco después, lo trasladaron al subcampo de Gusen, donde lo asesinaron el 12 de julio de ese mismo año. 

Hoy se rinde homenaje a García Lagares en un acto que se iniciará a las 18.00 horas en el Circo de Artesanos, en cuyas cercanías está la placa ‘stolpersteine’ que lo recuerda. La ceremonia contará con la presencia de vecinos y familiares de otros deportados, pero lo más emotivo será la presencia de la bisnieta de García Lagares, Gemma Guitián García. La investigación que ha permitido localizarla, en la que se han empleado fuentes hemerográficas y bibliográficas, la ha liderado David Lozano. 

“Ha sido muy emocionante dar con ella. Sabíamos que Arturo había tenido un hijo, tiramos del hilo y hemos llegado a Gemma, que no sabía lo de la placa”, cuenta Carmen Rodejo, portavoz de la Asociación para a Recuperación da Memoria Histórica. “Gracias a la asociación pudimos conocer los años perdidos de mi bisabuelo”, dice Gemma Guitián. “En casa se hablaba muy poco del tema, supongo que porque mi familia lo pasó muy mal. Sí sabía lo de Mauthausen, pero poco más”, relata.

Hay constancia de la pertenencia de García Lagares a la Compañía Inglesa del Pacífico desde, por lo menos, el 12 de diciembre de 1936, con la que desembarcó en la ciudad de Liverpool. Allí, rechazó volver a España junto a otros cuatro compañeros por temor a ser detenidos, ya que en aquel momento ya había estallado la Guerra Civil. Sin embargo, en marzo de 1937 García Lagares se encontraba en Barcelona, donde presumiblemente permaneció hasta su exilio a Francia. Para Gemma Guitián, es importante “saber lo que ocurrió y transmitírselo a las nuevas generaciones”. 

“No estamos libres de que esto se repita”, reflexiona, aunque cree que no sería responsable por su parte ahondar en los aspectos personales de su asesinado familiar: “Si mis bisabuelos, que estaban en la misma lucha que él, no quisieron transmitir esos aspectos, me parece que la forma de respetar a nuestra familia es no indagar demasiado en esos temas personales y tomar en cuenta esa decisión”, apunta.