Hace semanas que despierta gran expectación la cartelería del número 53 de San Andrés, frente a la Iglesia Castrense, donde durante los próximos días ‘saldrá a jugar’ Salpica Mar en Barra. Lo de saldrá a jugar tiene su sentido, pues allí tuvo una especie de sede alternativa la Sala Calvet.   

En el antiguo ultramarinos de la familia Fojón habrá un negocio sin demasiadas similitudes en el resto de la ciudad. Estos días habrá pruebas a puerta cerrada y, partir de la semana que viene, los coruñeses se encontrarán “una barra de mariscos, que traiga de manera informal la almeja, el berberecho o la ostra. Que se pueda elegir indistintamente entre un vermú y una gilda, o una nécora y unos camarones”. 

Prometen regarlo con una estupenda carta de vinos, aunque de lo que de verdad se trata es de recuperar la taberna de siempre, con un toque moderno. Una de las características es que no habrá reservas. “Nos hemos olvidado de ir a cenar sin reservar”, lamenta uno de los cuatro padres del proyecto. Por otra parte, prometen trabajar con un producto “en su mayoría” de proximidad. De momento, es todo lo que la gerencia desea desvelar mientras le da los últimos retoques.