Se suponía que el programa iba sobre hacer el mejor pulpo de A Coruña, pero al final los cefalópodos fueron los que menos golpes se llevaron. La intensidad de la competición, sobre todo por parte del chef y propietario de La Arrocería, Fredy Carballo, y su enfrentamiento con la de Casa Marabina, Mailín Romero, dejó un programa de Batalla de Restaurantes en el que por momentos parecía que revivía la Batalla de Elviña. Con el popular Alberto Chicote al mando, el programa emitido por la Sexta este martes, 21 de enero, sirvió para mostrar el vigor con el que se vive la cocina en la ciudad.
Pero empecemos por el principio. Batalla de Restaurantes llegó hasta A Coruña para dirimir qué local de hostelería hacía el mejor pulpo. Los contrincantes, Orballo, Pablo Gallego, Casa Marabina y La Arrocería. El campo de batalla, el espacio del restaurante, su cocina, su comida, el servicio y el precio. El jurado, los propietarios de cada uno de los locales y Alberto Chicote.
Por parte de Orballo, su dueño, Manuel Abeledo, de 43 años, se presentó como una persona "tenaz" y "sin meido a los cambio", mientras que Mailín Romero, de 43 y propietaria de Casa Marabina se definió como una persona "muy exigente": "Si yo pago el 100% del salario no me pueden dar el 60%. Si me haces una no pararé hasta devolvértela". Pablo Gallego, 59 años, propietario del restaurante con su nombre, aseguró que "ser cocinero es algo más que cocinar" y dio tener "paciencia con quien la merece, con quien no la merece, ninguna". Por último, apareció Fredy Carballo, de 43 años y propietario de La Arrocería, además de su chef: "Soy un líder nato, con 21 años abrí mi primer restaurante y llegué a tener 28 empleados. Me cuesta mucho fiarme de la gente y tengo la espalda muy ancha para llevar golpes".
Y golpes fue lo que empezó a repartir ya en el primer local que visitaron los concursantes y Chicote. Orballo, en la calle Olmos. "Es un sitio en el kilómetro cero, pero pasa un poco desapercibido", indicó Pablo Gallego, para luego, al entrar, certificar que dentro había un portal de una casa, con sus buzones y cartas incluidos. "El problema es cuando suba uno para arriba de fiesta", bromeaba Fredy, antes de empezar con sus críticas más duras: "Lo que tiene tener tanta piedra en locales fríos en los que hay humedad son telas de araña. Van acorde a la piedra. En la lámpara, por ejemplo. Es una cosa que no puedo ni verla", afirmaba apuntando a una de estas telas. No fue mejor su examen de la cocina. Al más puro estilo Chicote pasó el dedo y certificó: "Está llena de mierda". Ahí empezaron a darse cuenta sus contrincantes de que Fredy Carballo venía con fuerza al programa. "Se fija en todo, da un poquito de miedo", señalaba Mailín Romero.
En la cámara de la cocina, mientras Mailín mantenía que el pulpo estaba mal conservado al no estar filmado, Fredy aseguraba que tenían todo recocinado, hasta las patatas. Ante la defensa de Pablo Gallego, diciendo que la patata no se suele hacer en el momento, el restaurador se llevó otra de las coces de Fredy: "Pablo como cocinero fue top de A coruña pero es una cocina tradicional que se quedó estancada". Y mientras Mailín descubría tomate triturado y potenciadores de sabor en la cocina, Fredy ya tenía su veredicto: "Yo intuyo que aquí son muy vagos"
"El pistolero ha llegado", aseguraba Pablo Gallego nada más empezar la comida ante las críticas de Fredy a la carta de Orballo. "Es mejor tener poco y bueno que no poner nombre a cosas que no son. Porque calamares no van a ser. Del dicho al hecho hay un estrecho (sic)", comentaba el chef de La Arrocería, justo antes de que llegase el pulpo: "A simple vista, no es agradable, es un pulpo de los que, como digo yo, para los alemanes". Sus compañeros no encuentran tantas pegas, solo Mailín cree que hay patas de diferentes pulpos, lo que les hace llevarse las críticas de Fredy: "Mailín y Pablo no tuvieron los santos cojones de decir las cosas a la cara".
Tras el pulpo, en Orballo se sirvió bacalao a la albahaca, vieira del Pacífico, calamares y parrillada de verduras. Al recibir las verduras, Fredy volvió a torcer el morro: "Esto es la base de la cocina. Cuando no sabes hacer esto, malo". "Fredy me ha parecido un competidor salvaje", señalaba a cámara Mailín, mientras que el cocinero también apuntaba con el dedo a la ración de vieira del Pacífico de Pablo Gallego. "Esto es como si pido un chuletón de buey y me das de vaca. Estás pidiendo la zamburiña y resulta que es volandeira". Y, ojo, porque el buey sería uno de los grandes protagonistas del resto del programa.
Tras negarse a probar el calamar "porque no es calamar, es vaina de calamar", según Fredy, los platos se van bastante llenos de vuelta a la cocina. "A mí me devuelves los platos así y me preocupo", señala Fredy, probablemente en la única cuestión en la que estuvo de acuerdo con él en todo el programa Mailín Romero. "¿Por qué no lo has comido?", le preguntó Chicote. "Porque no me gustó. Como mejor en mi casa un bocata con sardinas", respuesta de Fredy.
Después de tomar de postre leche frita, tarta de queso, tiramisúa y coulant, llegó la cuenta, 128,20 euros, una cifra que casi clavó Pablo Gallego, al igual que hizo en los dos restaurantes restantes. "En el Orballo la experiencia ha sido de luces y sombras. Peor de lo que esperaba", aseguraba Pablo, mientras que en sus puntuaciones Mailín señalaba que no le gustó el bacalao y Fredy atacaba su plato de pulpo: "Le he puesto un 1 al pulpo porque con tan buena materia prima joderlo es complicado".
El segundo restaurante llevó a concursantes y Chicote a desplazarse hasta Ledoño para comer en Casa Marabina, un espacio que vieron más "alegre", aunque la presencia de plantas que en principio fue agradable se convirtió luego en punto de fricción. ¿"No os pasa que al pasar por aquí os olía al olor de la corona de los muertos? Se pasó tres pueblos con las plantitas", afirmaba Fredy antes de pasar por un arco de flores: "Esto como Tarzán. Falta Chita". Pablo y Manuel coincidían en que estaba recargado, aunque sin ser tan ácidos en sus críticas.
En la visita a la cocina se empezó a fraguar la batalla del buey entre Fredy y Mailín, ya que el propietario de La Arrocería juró y perjuró que lo que tenía la chef era vaca, no entrecot de buey. "A Fredy hay que dejarlo que se suelte, que a la mierda se mete él solo", aseguraba Manuel, mientras que Pablo aseguraba que esperaba más del estado de la cocina de Mailín "por su nivel de exigencia".
"Cosa que ve, cosa que ataca", destacaba Chicote sobre Fredy, justo antes de empezar a comer el pulpo. Pablo Gallego y Fredy Carballo coincidieron en este caso: "Está duro". Pero lo peor quedaba por llegar: "Yo el pellejo del pulpo, la gelatina, se la quito, de hecho las pulpeiras suelen quitarla". Las críticas hicieron salir a Mailín de la cocina: "Es una falta de respeto porque está hablando de un plato de una forma tan despectiva que no lo puedo tolerar", le espetaba, mientras comían. "Vino como un toro miura cando sale al ruedo", aseguraba luego Fredy.
Los siguientes platos fueron bacalao a la portuguesa, raxo de cerdo, picaña y entrecot de buey. Y ahí ya se armó con el buey. "Para empezar no es buey, parece beef o novillo argentino y no me transmite nada para pagar 110 euros el kilo", se la aplicaba Fredy a Mailín, mientras esta, tras llamarle "rastrero", le decía que no iba a tolerar que la calificase de "estafadora". Con el certificado de autenticidad en la mano llegó la cocinera de nuevo a la mesa, pero ni eso convenció a Fredy. Mientras, en la cocina, el responsable de la parrilla también estaba encendido por las críticas: "Que coja y que se pire neno, pero que no ponga en duda mi trabajo".
Después de tomar locura de helado de mandarina, tarta de queso, torrija y tarta Marabina, pagaron 214,10 euros y salieron. Sin embargo, fuera de cámaras, según comentó Fredy, el parrillero de Casa Marabina se le acercó con tono amenazante, lo que hizo que decidiese ponerle un cero en todas las puntuaciones.
El siguiente paso fue por Pablo Gallego, en Troncoso, al que criticaron por la falta de limpieza en el toldo. "Tiene pocas plantas", ironizaba Fredy, para decir que si hablan de plantas "parecía una funeraria el restaurante de Mailín". Mientras Manuel señalaba que le faltaba "una manita de pintura" y que el retaurante era "algo anticuado", Fredy aseguraba que "cuando se hizo la reforma era muy moderno":
La nomenclatura fue el siguiente 'pulpo de batalla'. En la carta de Pablo Gallego se ofrece "pulpo a la gallega", no "pulpo á feira", tras servir el plato, pulpo con pimentón dulce, le corrigen: "Este es pulpo a la gallega, el pulpo á feira es el que lleva patata", defendía Pablo Gallego, "no, á feira es el cocido, a la gallega es el que lleva patata", decía Fredy y coincidían el resto. "Me acabáis de hundir", bromeaba el cocinero, "es la edad, Pablo", redondeaba Fredy.
No fue lo peor que el chef de La Arrocería dijo sobre el pulpo de Pablo Gallego: "El peor pulpo de todos. Mi hjia con 15 años lo hace mejor. El pellejo sobra". Su forma tan directa de criticar volvió a encender a Mailín, que cuestionó sus formas refiriéndose a su enfrentamiento anterior. "Son las formas sobre todo cuando vienes a la mesa a insultarme", decía uno, "me llamaste ladrona", defendía la otra. Y el asunto de si era buey o vaca volvía a salir, con un momento culminante cuando Mailín le dijo a Fredy que le parecía "normal" que su hija "no quiera trabajar con él". "Guapa", "lávate la boca", "baja una marchita", "eres una maleducada", respondió el chef. "Ha sido una de las mejores comidas de mi vida. Espectáculo y comida", exponía un asombrado Manuel Abeledo.
Los siguientes platos, entrecot, cocochas, chipirón encebollado y volandeira, llegaron a la mesa y Mailín no se comió sus chipirones porque tenían vaina: "Me comí la tripa y me da mucho asco. Casi poto". Tras las natillas, el helado de queso y dos trozos de tarta, llegó la cuenta de 199,80 euros.
Y el momento esperado por sus rivales, sobre todo por Mailín, ver La Arrocería de Fredy, en Francisco Tettamancy. "Es mi noveno restaurante. Abrimos hace 7 meses y va como un tiro", exponía el chef. "Me esperaba un local espectacular y es bastante normal", certificaba Mailín. Una de las cosas más criticadas fueron las cajas de envío a domicilio o el estado del acero de la cocina. "Eso es roña, é merda", se despachaban Mailín y Manuel. El pulpo que encontraron tampoco le gustó. "Mucho antar y poco hacer", sonreía Mailín, "no las hagas, no las temas", comentaba Pablo, que esperaba "que sus platos estén a la altura de sus exigencias anteriores". "Gelo, estos lloran con el pulpo, nunca en su vida vieron un pulpo como este", mostraba Fredy su confianza charlando con uno de sus empleados.
Este llegó a la mesa con un enorme pan, lo que desataba la retranca de Manuel: "¿Llegará?". El que llegó es el pulpo, pero todos estaban de acuerdo con que no era esa la materia prima que habían visto en la cocina de La Arrocería: "Conociendo a Fredy, yo oía maullar, creo que aquí hay gato encerrado", aseguraba Pablo mientras Fredy se defendía sacando pulpos congelados que sus colegas no habían visto en su paso por la cocina: "Lo tenía en el bolsillo guardado".
Su pulpo fue acusado de estar "pasado de cocción", decía Mailín, lo que abría de nuevo la lucha entre ambos. "Tiene una chulería y una prepotencia...", despachaba la cocinera de Casa Marabina. No convencieron mucho a sus compañeros la croca, el rabo, el raxo y las carrilleras. "Se ha hundido como el Titanic", afirmaba Manuel, mientras que Mailín le devolvía el golpe del buey pidiéndole el certificado del duroc. La última fricción vino en el postre, con coulant, torrija, tarta y unas polémicas cañas. Mientras el personal de sala aseguraba que la masa de las cañas era comprada y que la crema era lo que se hacía, Fredy le contradecía y aseguraba que las había hecho él. 173,60 euros de cuenta y al momento final, la confrotación.
Con el monte de San Pedro como testigo, los cuatro chef y Chicote se enfrentaron al momento de saber las puntuaciones, cuando Fredy volvió a destacar como contricante al reconocer que había jugado "con estrategia" contra Pablo Gallego al ver que no podía con él. "Lo de limpiar el toldo lo tengo fácil porque la paga de mi hija se la doy por limpiar el toldo todas las semanas", señalaba sobre el problema de limpieza que detectaban su compañeros. Y si Manuel le definía como "el señor de los bueyes", Fredy se destapaba con su autodefinición: "Está Dios en el mundo y después, yo". "¿Te crees que eres Dios?", le preguntaba entonces Manuel, a lo que el de La Arrocería respondía: "No, Dios no, Supermán", para luego declararse "ganador moralmente del programa".
Y es que las notas, tanto suyas como de Chicote, destacaron a Pablo Gallego como el mejor restaurante con diferencia, pese a las reticencias de un Fredy que llevó su guerra por el buey con Mailín a la mesa regalándole un póster con capturas de pantalla que, según él, demostraba que lo que le había servido no era buey. "No sé cómo entra en el traje, porque está Fredy y la prepotencia", respondía ella.
La opinión de Chicote sobre los cuatro restaurantes: |
Orballo: Un bar de tapas sin muchas pretensiones, buena ubicación, buena cantidad de |
Casa Marabina: El pulpo estaba duro, a la carne le faltaba sabor y los postres estaban fuera de punto. |
Pablo Gallego: Es un buen cocinero, tuvo algunos fallos como el exceso de pimentón en el |
La Arrocería: El restaurante ha dejado que desear. Había generado muchas expectativas, el problema de hablar tanto o no tener suficiente mano. |