Hacía meses que el vasto local situado entre los portales 15 y 17 de la calle de la Estrella juega con los coruñeses. Una gran valla de publicidad cubría por completo la obra en el antiguo restaurante Portofino y, de hecho, en la misma se anunciaba una importante apertura. El secreto ha sido desvelado y, lejos de responder a la campaña de marketing de una cadena internacional de esas sin alma, toca directamente al corazón de los coruñeses. Será A Mundiña la que empiece una nueva etapa, justo enfrente de la Taberna que se ubica en el número 10. 

En el sentido estricto será una mudanza, dar un paso al frente en el sentido literal y el metafórico. El de la antigua cervecería Anduriña se había quedado pequeño. Ahora, la capacidad de servicio será muy superior, sin que el menú o la filosofía se resientan lo más mínimo. Se trata de un movimiento inminente y tanto a mayor como a mejor, según informan desde la propia gerencia. 

La calle de la Estrella, otrora de picoteo informal y también epicentro de los recreativos de vanguardia en los 90, seguirá siendo el reflejo de la nueva realidad de la hostelería coruñesa: un estándar de calidad por encima de la media, la apuesta por el producto de proximidad y, como respuesta, la fidelidad de un público que ha devuelto a A Mundiña, A do Cunqueiro, el de Tomás o el Charrúa todo ese cariño que ponen en la cocina para completar una especie de Dream Team o Dream Eat de la cocina. 

Y es que A Mundiña, así como su taberna, son de esos espacios donde un coruñés lleva por primera vez a un invitado foráneo para sacar pecho, comprobar su cara de satisfacción y hacer un poco de eso que se podría dar en llamar 'orgullo koruño' a los fogones.