Los malos resultados de A Coruña que han arrojado las estadísticas del Ministerio de Interior el primer semestre del año han provocado la reacción del Ayuntamiento, que anunció un nuevo plan de seguridad. Aunque las autoridades siguen considerando que A Coruña es una ciudad muy segura, los datos han empeorado en los últimos tiempos. Mientras tanto, en los municipios con más población del área metropolitana (Arteixo, Oleiros, Cambre y Culleredo) la delincuencia se ha estancado, lo que genera una brecha de inseguridad entre A Coruña y su entorno.
En efecto: mientras que en la ciudad la delincuencia creció un 8,1% en el primer semestre del año en comparación con el mismo lapso de tiempo de 2023, en Oleiros cayó un 11% y en Culleredo, un 14%. En Cambre y Arteixo, en cambio, también creció, aunque más levemente, un 6% y un 6,8% respectivamente. Sin embargo, en estos dos últimos casos, si se desagregan las cifras, se llega a la conclusión de que el responsable de este incremento es la cibercriminalidad.
Por ejemplo, en el caso de Arteixo, los delitos que más se incrementaron fueron las estafas informáticas, un 48%, mientras que otros hechos que generan más inseguridad, como los atracos, apenas pasaron de cuatro a seis. Incluso los hurtos descendieron un 14%. En el caso de Cambre, se observa la misma tónica: las estafas informáticas son las responsables del incremento de la delincuencia, al crecer un 60, mientras que los atracados se mantienen en un solo caso aislado y los hurtos también se estancan en 38.
Las autoridades suelen achacar precisamente a los ciberdelitos los aumentos en las cifras de la criminalidad. Precisamente porque no es una casuística que genere una verdadera sensación de inseguridad: robos de identidad, ventas fraudulentas de objetos a particulares... Supone un perjuicio económico, a veces importante si el delincuente consigue acceder a datos relevantes de la víctima, pero la seguridad informática y la real en la opinión pública son cuestiones aparte.
5.295 delitosconvencionales registró la ciudad el primer semestre, mientras que solo fueron 1.088 los ciberdelitos, la mayoría estafas |
2.203 hurtosse denunciaron en A Coruña en los primeros seis meses del año, cuando crecieron un 3,4%, mientras que en el resto se mantuvieron |
162 atracosregistró la Policía Nacional en el primer semestre de este año, un incremento del 25% mientras que no aumentó en el resto del área |
Igual que en A Coruña. En efecto, las estafas informáticas crecieron en la ciudad, lo mismo que otros ciberdelitos (como acoso a través de la web) en un 17%. Pero también aumentaron los hurtos y los atracos. Esto último resulta especialmente preocupante para la Policía Nacional, aunque advierten que estos robos con violencia rara vez implican el uso de armas blancas.
Igualmente crecieron los robos de coches, de los que se sustrajeron 36 en el primer semestre de este año, en comparación con los veinte del año pasado. Hay que tener en cuenta que esta clase de delitos están asociados normalmente a otros porque los delincuentes suelen utilizar el vehículo para atracos o transporte de drogas. A menudo, les prenden fuego tras haberlos utilizado para no dejar huellas. Es lo que ocurrió el 19 de agosto en A Zapateira. Se declaró un incendio forestal y cuando los servicios de emergencia sofocaron las llamas, descubrieron que en el centro se encontraban los restos calcinados de un coche que había sido robado.
Nada de esto desmiente que A Coruña sea una ciudad relativamente segura. Sin embargo, las quejas de los comerciantes se mantienen, molestos por los pequeños hurtos que suelen sufrir por parte de los toxicómanos. Fuentes policiales consultadas reconocen que los sospechosos son multirreincidentes, pero aseguran que no se puede hacer gran cosa a menos que se cambie la legislación al respecto.
Pero vecinos y comerciantes, sobre todo estos últimos, no dejan de expresar sus quejas a menudo por estos robos habituales. Uno de los ejemplos más recientes es San Andrés, donde los comerciantes protestan por los hurtos que están sufriendo. Pero también desde Os Mallos, Las Flores y Agra do Orzán se dejan oír quejas. La Policía niega que exista un problema y señala que este verano ha sido particularmente tranquilo, sin picos de delitos en robos. Esperan que las estadísticas del tercer trimestre reflejen esta mejoría.
Las caceroladas continúan como expresión del malestar vecinal por el tráfico de drogas |
Mientras que los comerciantes se han vuelto cada vez más críticos con el problema de los hurtos, los vecinos se han movilizado en varias ocasiones contra los puntos de venta de sus barrios. Fuentes de la Policía Nacional niegan que estos llamados ‘narcopisos’ sean en realidad tales, sino que estas viviendas acogen a menudo a sujetos marginales, consumidores de estupefacientes, pero no son realmente puntos de venta de droga, tal y como lo entienden los investigadores. Sin embargo, esto no ha impedido que los vecinos celebren concentraciones. El último caso fue hace menos de un mes, en la calle Laracha, del Agra do Orzán, cuando un puñado de vecinos se concentró frente a un inmueble que consideran problemático, en el número doce. A pesar de que la Policía Nacional no lo considera un ‘narcopiso’, los manifestantes aseguran que allí no solamente se trafica, sino que se producen peleas, se escuchan gritos y se descubren manchas de sangre en las escaleras. La Policía Nacional advierte de que las caceroladas rara vez funcionan y pueden ser peligrosas, pero se siguen produciendo. l |