El concejal de Urbanismo, Francisco Díaz Gallego, salió ayer en la red social X (antes Twitter) en defensa de la ordenación del polígono del Parque de Oza, que pasará de ser una manzana cerrada de pisos de nueve plantas a tres torres de 17 pisos. Los vecinos temen que les bloqueen las vistas y generen sombras sobre sus propias casas pero, para Díaz, construir a lo alto implica que así se libera suelo para espacios verdes.

El concejal de Urbanismo se hacía eco así de un artículo de El Ideal Gallego donde se plasmaba el recelo de los edificios altos no solo en O Castrillón, sino también en barrios como O Ventorrillo y Labañou. Para él, está claro el “notable cambio a mejor” de la nueva ordenación, con más zonas verdes y manzanas abiertas. Para el edil de Urbanismo, el proyecto es la prueba que el problema “no radica en la edificabilidad si no en la ordenación”.

El mes que viene se reunirá con la asociación de vecinos para tratar de que apoyen la nueva ordenación

Díaz salía así al paso de las declaraciones de su colega, la presidenta de la delegación del Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia (COAG) en A Coruña, Ruth Varela, que apuntaba a los problemas que generan la excesiva densidad de población que conllevan los edificios de gran altura, así como el impacto visual y la proyección de sombra sobre lugares próximos. “La edificabilidad alta por si no es mala ni buena. En A Coruña se ha construido con alta densidad y las torres residenciales más altas están aquí”, señala el edil.

En cuanto a la ocupación del terreno, el arquitecto hace ver que una torre de cien viviendas tiene una huella de 600 metros cuadrados y una urbanización de cien chalets, 50.000. En cuanto al problema del tráfico, que señala Varela, Díaz lo rebate señalando que al construirse en un entorno urbano se pueden desplazar a pie: “La ciudad se construye con proyectos como el de Parque de Oza, no con 500 viviendas unifamiliares a 15 kilómetros”.

Vigilancia municipal

En cuanto a las preocupaciones expresadas por los vecinos en esa misma red social, sobre que las zonas verdes que se instalarán en el suelo liberado queden en poco o sean de baja calidad, prometió estar vigilante: “En Visma puedo asegurar que el proyecto de urbanización en marcha ha ganado en arbolado considerablemente y ha mejorado sus zonas verdes. La implicación en que salgan bien es toda”

Queda por convencer a la asociación de vecinos de O Castrillón-Urbanización Soto ‘IAR’ que se reunirán en septiembre tanto con el propio Díaz como con los responsables de la junta de compensación del API QA-28 (el nombre oficial del proyecto). Por el momento, consideran que no cumple con los niveles de edificabilidad que marca la ley.