Los olmos centenarios del jardín de San Carlos parecen condenados, después de que esta misma semana se detectara que otros cuatro ejemplares estaban infectados con el hongo de la grafiosis. Ya se habían tenido que cortar otros tres, de manera que la última olmeda urbana en Europa afronta un futuro negro. Sin embargo, la Concejalía de Medio Ambiente, quiere agotar todas las posibilidades y por eso va a pedir permiso al Ministerio de Transición Ecológica (a través de la Xunta) para utilizar un potente fungicida.
La concejala de Medio Ambiente, Esther Fontán, señaló que ya habían solicitado utilizar este producto, denominado Detalmetrina, cuando se descubrió la primera infección, pero no se lo concedieron. Esta sustancia se inocula entre la madera y la corteza, pero como se va a aplicar en un entorno urbano y además, puede afectar a insectos y otros animales, requiere el permiso gubernamental.
Actualmente subsisten 15 olmos sanos y cuatro infectados, aunque dos de forma muy leve. A estos hay que añadir tres planteados recientemente, de una especie resistente al hongo. Los cuatro afectados están siendo objeto de análisis y seguimiento pormenorizado para determinar el alcance real de la infección y así aplicar la profilaxis adecuada a cada ejemplar.
“El pronóstico es malo para dos. El uso de Detalmetrina ya nos fue propuesto por el experto Luis Gil, pero nos dijo que sería casi un milagro que al final la batalla se ganar–confesó Fontán–. Pero vamos a sustituir todos los olmos que tengamos que retirar y en cinco años ya tendrán un buen porte”.