Con la llegada del mal tiempo y de los cielos nublados, los coruñeses ya comienzan a echar de menos el verano, que desaparece más rápido aún que su bronceado. Pero nadie va a echar más de menos este verano que la Policía Nacional, que ha podido comprobar cómo en agosto ha caído de forma bastante notable la delincuencia. Sobre todo, en los delitos propios del verano: los hurtos y robos. Por una vez, los amigos de lo ajeno parecen haberse tomado las vacaciones al mismo tiempo que todo el mundo.
Fuentes de la Policía Nacional reconocen sentirse perplejas ante esta reducción de la criminalidad, algo que confirman sus contrapartidas de la Local: “Un verano muy tranquilo”, es la opinión unánime. “Lo habitual es que recibamos denuncian de los veraneantes, sobre todo en tres puntos: playas, conciertos y casas vacías por las vacaciones”, enumeran. Sin embargo, en estos cualquiera de estos tres ámbitos la actividad ha sido anómala.
Por supuesto, el delito más veraniego es el hurto en la playa. Los rateros suelen caminar por los arenales coruñeses buscando un bolso o una mochila abandonado por su propietario, que quizá está disfrutando de un paseo y un chapuzón. Resulta fácil hacerse con él y echárselo al hombro. Una rápida carrera y ya se está en la calle, muchas veces sin qeu nadie se percate de lo que ha ocurrido. “Este año hemos tenido dos o tres, pero lo normal es tener muchos más”, comentan desde la Nacional.
La Policía Local destacan lo sencillo que resulta no solo coger la mochila, sino meter la mano en el interior para coger el objeto deseado. Luego abandonan el lugar tranquilamente, disimulando. “Pasan muy desapercibidos y ese es su modus operandi”, comentan desde la Local, al tiempo que señalan que no hay un perfil concreto para este tipo de delincuente.
Lo habitual es que cuando desaparece la mochila, el bañista de la alarma a lo más parecido que hay a un policía en la playa: el socorrista. Este a su vez puede dar cuenta de lo ocurrido a los autoridades. “Normalmente, son los primeros que se enteran de lo que ha pasado”, reconocen los policías. Pero no siempre es así, porque cuando el ladrón ha metido mano en el interior del bolso o de la mochila, la víctima puede no darse cuenta hasta mucho después. Y duda incluso de si ha perdido o le han robado de verdad el objeto. Esto complica las cosas.
Otro ámbito muy habitual de los hurtos son las grandes concentraciones de gente que se producen durante las fiestas veraniegas. Mientras los artistas actúan sobre el escenario, otros artistas, algunos no menos hábiles que los primeros, lo hacen entre el publico. En el caso de A Coruña, las fiestas de María Pita, y especialmente la Feria das Marabillas, son lugares muy apropiados para el robo al descuido. En este último caso son los voluntarios de Protección Civil los que reciben las primeras quejas que alertan de que hay un descuidero en las inmediaciones. Pero en este caso, no suelen ser figuras solitarias, sino más bien bandas de rateros que actúan de forma coordinada.
“Es diferente que en la playa. Llevas por ejemplo la mochila o el bolso para atrás, estás bailando, estás mirando lo que sea, no estás atendido tus pertenencias y como la gente está tan pegada a ti, no sospecha”, explican las autoridades. Y lo peor es que si no se descubre en el momento, luego resulta casi imposible. “Muchas veces esa persona no actúa sola: se queda a tu lado y lo que ha robado se lo pasa a un tercero y hasta a un cuarto”, añaden.
Aunque se ha vuelto muy habitual la denuncia por robo de teléfono móvil, realmente “van a por lo que encuentren”, explican los agentes. Es más, cada vez se buscan menos los móviles porque resultan difíciles de volver a colocar en el mercado y son más sofisticados, con dispositivos de búsqueda.
Los sospechosos suelen ser viejos conocidos y jóvenes rateros, muchas veces venidos de fuera. “La gente cree que A Coruña es una ciudad con muchas fiestas pero en verano hay eventos en toda la comarca y en toda Galicia”, apuntan desde la Policía Nacional. A Coruña, al ser una ciudad más grande, está más vigilada tanto por el Cuerpo Nacional como por el Municipal, lo que quizá la hace menos atractiva para los rateros.
En cuanto al tercer caso, el robo de pisos, es otro misterio que la Policía Nacional no consigue desvelar. Es cierto que desde antes de la pandemia, el número de allanamientos en hogares, pero suele registrarse un incremento cuando llegar el verano, y las bandas especializadas en estos robos tratan de descubrir las casas en las que sus dueños se encuentran ausentes por vacaciones.
“Hemos cogido a gente en Ourense y en Lugo, pero no aquí”, apuntan en la Policía Nacional. Por el momento, A Coruña parece haberse librado, y las autoridades esperan que este descenso se refleje en las estadísticas de criminalidad del tercer trimestre.