Poco o nada variará el funcionamiento de la Ciudad Vieja tras el relevo al frente de su movimiento asociativo. La agrupación de residentes se adhiere a eso de que lo que funciona no debe modificarse y, tras reactivar el barrio y sus celebraciones más tradicionales, la línea que seguirá la nueva presidenta, Carolina Barros, será muy semejante a la de su antecesor, Leonardo Méndez. “El pacto fue no irnos de golpe”, reconoce la dirigente. “Hemos dimamizado el barrio y, aunque quedan cosas por hacer, hemos logrado una convivencia con los hosteleros y a la gente volcada de lleno con nuestras actividades”, añade.
Barros tendrá de compañeros de viaje a otros tres miembros del grupo de vecinos que decidieron dar un paso al frente hace tres años. Es precisamente ese espíritu de entonces lo que le ha animado a tomar el relevo. “Llevo dos años dedicando muchas horas a la asociación y al barrio y ahora se trata de terminar cosas que quedan pendientes hasta completar el tránsito hacia una nueva dirección dentro de dos años”, anuncia respecto a sus intenciones a medio plazo.
Soplan vientos de cambio en la Ciudad Vieja, pero no solamente en el movimiento vecinal, sino también respecto a una de las grandes reivindicaciones: la instalación de cámaras de control de acceso. Desde hace varios días los operarios están asentando la infraestructura donde deben situarse las unidades restantes. “Cerrar el tema de la peatonalización con la colocación de cámaras es la gran prioridad que me marco, y dentro de eso se engloba también el aparcamiento y la regulación de la circulación y sus horarios”, advierte la presidenta de los residentes, que no se olvida tampoco de sus mayores. “Otro aspecto es un proyecto social para estar pendientes de ellos y luchar contra la soledad”, agrega.
Son dos las citas en las que la Ciudad Vieja trasciende los muros de la historia y se convierte en el epicentro de la vida coruñesa: la Feira das Marabillas y el Rosario. Sin embargo, la visión de la asociación vecinal difiere sustancialmente respecto a la razón de ser de cada una. Carolina Barros apuesta por la continuidad del evento medieval, pero pide consenso en su diseño. “Queremos que se siga celebrando, pero que haya una convivencia entre los vecinos y esa celebración, que se organice de forma abierta y dependa de las decisiones del Ayuntamiento”, subraya.
Finalmente, la vicepresidenta apuesta por repetir la fórmula de la patrona de la ciudad: “Un pregón popular, una mezcla de sesiones vermú, una tarde para niños y un gran concierto”.