Que la Casa Veeduría trae a los vecinos por la calle de la Amargura era hasta hace poco una realidad a medias, pues parte del edificio ocupa esa zona de la Ciudad Vieja. Sin embargo, desde que comenzaron las obras de adecuación del edificio para convertirse en sede provisional de la Aesia (Agencia Española para la Supervisión de la Inteligencia Artificial), el nombre de la calle le va que ni pintado. Y es que los ruidos y vibraciones impiden que muchos puedan descansar como desean, a pesar de los esfuerzos del Ayuntamiento.
Resulta más que curiosa la explicación: en pleno epicentro de la IA, puede decirse que el edificio se ha quedado frío y que tiene problemas para encontrar la temperatura idónea. “El ruido es bastante elevado, pero el Ayuntamiento nos ha dicho que la temperatura del edificio es de 13 grados y que tiene unas máquinas trabajando a máxima potencia hasta llegar a la temperatura de 21 o 22 grados”, dice Carolina Barros, presidenta de los vecinos de la Ciudad Vieja. Fuentes municipales confirman este punto y añaden que ya se han tomado las primeras medidas para que los residentes sufran las mínimas molestias posibles. “Son máquinas de climatización que hacen algo de ruido, pero tampoco demasiado. Ahora arrancan algo más tarde”, indican.
Desde el Partido Popular creen que el problema es más bien de fondo. “La obra se ha ejecutado con evidentes problemas de insonorización, lo que provoca que el ruido moleste a muchos vecinos durante todo el día”, indicó el grupo en un comunicado.
Por ello, el PP solicita a Inés Rey que insonorice la zona de ventilación y calderas “para devolver la tranquilidad a los vecinos de esta área de la Ciudad Vieja”.