Para la ciencia hay que tener vocación, pero esta proviene a menudo de la curiosidad. Para despertarla, ayer se celebró la Noche Europea de los Investigadores, un evento de divulgación científica que tiene lugar de manera simultánea en más de 350 ciudades de toda Europa el último viernes de septiembre. En A Coruña, el Instituto de Investigación Biomédica (Inibic) organizó en la Domus charlas y Talleres simultáneos en Biomedicina, Biología Molecular e Ingeniería Biomédica.
Por tercer año consecutivo, esta iniciativa se celebrará en Galicia bajo la denominación ‘G-Night’ y el lema ‘Conciencias creativas’. Casi un centenar de alumnos de los Institutos Compañía de María, Colegio de las Esclavas ó Instituto Miraflores de Oleiros tuvieron la oportunidad de conocer la ciencia de cerca en programas como ‘La aventura del sueño’, ‘La vida celular de las enfermedades’ o ‘como se navega por el cuerpo humano’ para repararlo.
A su cargo estaban ocho profesores. La biomédica Beatriz Caramés explicó que “lo que hacemos es enseñarles lo que hacemos en el laboratorio, cómo diseñamos las terapias. En años anteriores, estaba muy fresco lo del covid, ahora preguntan por ensayos clínicos y como se trabaja en animales”. El objetivo, claro está, es despertar la vocación y Caramés asegura que se consigue.
“Nos ha pasado casos de gente que no tenía claro quería hacer algo de biomedicina. El problema es que a veces no conocen a nadie que haga investigación”, comenta. De hecho, algunas veces ha salido algún alumno convencido de haber encontrado su profesión. “Con eso, con que sea una persona, nosotros encantados”, asegura la biomédica.
No todos valen para esto, porque el trabajo de investigador, además de ciencia, experimenta muchos altibajos. “A veces no recibes financiación y no puedes hacer lo que te gustaría”. Es habitual emigrar, por ejemplo y la propia Caramés estuvo en el extranjero cinco años.