La estampa de miles de alumnos ordenados en filas, con un cuaderno temático a completar y el secretismo acerca de sus contenidos resulta más propia de los nervios de Selectividad que del sentido y el enfoque de la evaluación de diagnóstico a la que se sometieron todos los alumnos de Cuarto de Primaria y Segundo de Eso durante la jornada de ayer, algo que también se repetirá, por última vez, hoy mismo. De hecho, el sentido de la jornada está precisamente en las antípodas del paso previo a la universidad al que muchos de ellos afrontarán en unos pocos años.
Fijadas por el Ministerio de Educación a través de la actual ley educativa estatal Lomloe para toda España, es una especie de termómetro de cada centro, pero en ningún caso con el objetivo de establecer un ranking o una criba, sino más bien de asesoramiento para indicar las directrices y actuaciones ideales de cara al futuro. Fueron los propios responsables de los centros los que se encargaron de sacarle el hierro al asunto, aunque sí pidieron la máxima concentración y seriedad a los jóvenes, mucho más tranquilos cuando se les explicó el verdadero sentido de la prueba. Anónima para el estudiantado, pero con registro para el centro, de sus respuestas saldré un informe posterior en el que nunca existirán referencias nominales.
Durante la primera jornada, un total de 46.500 alumnos de toda Galicia realizaron las evaluaciones de competencias lingüísticas en gallego y castellano, mientras que para hoy jueves quedan lengua extranjera y competencia matemática. Esas parte consta de un cuaderno por cada una de las competencia, que incluye contenidos sobre los objetivos de área y materia recogidos en los currículums de estas asignaturas para cada uno de los cursos. La duración de cada una de las pruebas es de un máximo de 75 minutos, con un descanso de media hora entre cada una.
Según Isabel Ruso, directora del CEIP Eusebio da Guarda y presidenta de la asociación de directores de institutos de Galicia, es clave olvidarse de clasificaciones y conceptos semejantes. “Sucede con selectividad y las estadísticas interpretativas en las que no se valora el esfuerzo individualizado que se realiza”, indica. “En este caso se trata de una evaluación en positivo, sin responsabilidad para el alumno, y en el que hay una información para el centro con decisiones consensuadas”, finaliza.